Siglo Nuevo

Arquitectura y Urbanismo

Barcelona, Capital Mundial de la Arquitectura

Fue designada sede del congreso que celebrará la Unión Internacional de Arquitectos en 2026. Con su legado arquitectónico y su diseño urbano vanguardista y sostenible, es el espacio ideal para dialogar sobre el futuro de las ciudades.

Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Crédito: ArchDaily

Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Crédito: ArchDaily

JESÚS GONZÁLEZ ENCINA

Al hablar de Barcelona, nuestra mente inmediatamente evoca la imagen de la Sagrada Familia de Gaudí, titánica obra en constante construcción. Pero esta ciudad española es más que eso, es una urbe vibrante y cosmopolita, donde cielo y mar se unen para abrigar una arquitectura que se levanta orgullosa como testigo de su compleja y brillante historia.

No pudo ser más acertada la decisión de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) al designar a Barcelona como Capital Mundial de la Arquitectura 2026. Con este nombramiento la ciudad Condal volverá a ser, después de 30 años, sede de este evento que se celebra cada trienio.

Barcelona, con su gran historia arquitectónica, es el foro perfecto para este encuentro. El origen de la ciudad se remonta a las tribus ibéricas que fueron conquistadas por los romanos. De esta época quedan pocos restos, sin embargo, de su pasado medieval se levanta de manera elocuente su extraordinario barrio gótico. Es un verdadero museo viviente, con magníficos monumentos como la Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, cuya fachada neogótica fue iniciada a raíz de la Exposición Universal de Barcelona en 1888. Fuera de esta zona hay que destacar la magnífica Santa María del Mar, que rivaliza en fama y belleza con el edificio catedralicio.

Con el lema One today, one tomorrow (uno hoy, uno mañana), el congreso de arquitectura abrirá paso a la reflexión sobre el concepto de ciudad como ente en continuo cambio. Partirá del presente para analizar los retos que presentan las zonas urbanas y, después, debatir sobre el futuro de las mismas y su evolución como hogar de una gran parte de la población. Su enfoque será el desarrollo de instrumentos para mejorar la convivencia no solo desde el contexto socioeconómico, sino también del medioambiental.

ENSANCHE DE CERDÁ

Ante la urgencia para adaptar el trazado urbano a las nuevas condiciones industriales, políticas y de transporte del siglo XIX, hubo ciudades que destruyeron mucho de su patrimonio, especialmente el medieval, como es el caso de París. Barcelona, en cambio, logró dirigir su crecimiento fuera de barrio medieval preservando su herencia arquitectónica.

Su gran reforma urbanista, conocida como Ensanche de Cerdá, consiste en un proyecto de crecimiento ordenado a través de la construcción de cuadras de 113.3 metros por lado, con esquinas en chaflán para facilitar la circulación y mejorar la visibilidad. Se trata de un plan hipodámico, es decir, de una cuadrícula de manzanas en ángulo recto. Esa matriz estará atravesada por una gran diagonal para optimizar la circulación.

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Ensanche de Cerdá. Crédito: Adobe Stock

Este diseño fue concebido por Ildefonso Cerdá, aunque en su momento fue criticado. Además, el proyecto sufrió modificaciones: inicialmente las cuadras estarían conformadas por dos edificios en paralelo o en planta de L para dejar una parte importante a las áreas verdes; sin embargo, la especulación del suelo provocó la reducción del espacio destinado a la vegetación.

A pesar de las modificaciones y adaptaciones posteriores, el Plan Cerdá logró una extraordinaria mejora en la ciudad al permitir un crecimiento ordenado y exponencial, mejorando las condiciones de vivienda e higiene, y dotando de identidad a la Barcelona actual.

CENTENARIO DE GAUDÍ

El auge económico de la ciudad en el siglo XIX, que había favorecido el establecimiento de una burguesía deseosa de proyectos suntuosos, fue el caldo de cultivo para el desarrollo de un personaje que está íntimamente asociado a Barcelona: Antonio Gaudí. El genial arquitecto fue apoyado por mecenas tan destacados como el conde Eusebio Güell, gran empresario textil, a quien le construiría la Cripta de la Colonia Güell, el Palacio Güell y el Parque Güell, entre otras edificaciones.

El lenguaje arquitectónico de Gaudí es único y, aunque está inscrito dentro del modernismo (versión española del art noveau), se nutre de múltiples fuentes, como el gótico o lo mudéjar. En sus edificios, las paredes, balcones y puertas se transfiguran en obras homogéneas a través de formas sinuosas, pétreas, de aspecto fantástico, como la Pedrera o la Casa Batlló, cubierta de mosaicos iridiscentes.

Sin embargo, su obra más emblemática, ícono de Barcelona, es el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Por ella, el arquitecto rechazaría otros proyectos y le dedicaría los últimos años de su vida en cuerpo y alma, con una actitud casi mística. Iniciada en 1882, la construcción se desarrollaría lentamente. A la muerte de Gaudí, en 1926, apenas se habían levantado la cripta, el ábside y la fachada del nacimiento con sólo una de sus cuatro torres. Los trabajos posteriores sufrieron muchos contratiempos.

En la Guerra Civil, los anarquistas incendiaron la cripta, perdiéndose la mayor parte del taller con sus maquetas, planos y bocetos. Con lo poco que se rescató, además de fotografías de las maquetas originales, se reanudó la labor titánica de avanzar respetando lo más posible la visión original. Superando las críticas de aquellos que estaban en contra de la continuación del proyecto, la Sagrada Familia se establece como la más ambiciosa obra constructiva de la ciudad, cuya terminación se proyecta hacia el 2026, año del primer centenario de la muerte de Gaudí y que coincidiría con el congreso de la Unión Internacional de Arquitectos.

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Parque Güell. Crédito: tiqets.com

HITOS URBANÍSTICOS

Barcelona ha sido sede de múltiples eventos globales a lo largo de su historia reciente, destacando la Exposición Internacional de 1929, que marcaría un punto de inflexión en la urbe al convertirse en un campo de experimentación arquitectónica y desarrollo urbano. La presencia del pabellón de Alemania, a cargo de Mies Van der Rohe, marcaría un hito en la arquitectura moderna y acercaría a la ciudad al movimiento que se estaba gestando en la escuela Bauhaus: el racionalismo arquitectónico. De espléndida simplicidad, la planta libre, la fluidez de espacios, el manejo de la luz, la belleza de los materiales y el icónico mobiliario, establecieron este proyecto como una de las construcciones canónicas de la corriente moderna. El pabellón fue desmantelado en 1930 tras el término de la exposición, pero se volvió a levantar entre 1983 y 1986, respetando el diseño original y usando los mismos materiales.

Los Juegos Olímpicos de 1992 fueron otro momento de inflexión en la evolución urbana de Barcelona. Se remodeló parte de la montaña de Montjuic, se construyó el nuevo barrio de la Villa Olímpica, se regeneraron las playas y se enriquecieron las áreas verdes con el mirador del Migdia, el del Poblenau, el de Carlos I y el parque de las Cascadas. También se renovó el Port Vell con espacios de ocio, se levantaron rascacielos como el Hotel Arts y la Torre Mapfe, se remodeló el barrio del Rabal, se mejoraron las vialidades y se realizó una campaña de restauración de fachadas y monumentos. La ciudad cambió su fisonomía de manera integral y estratégica, consolidándose a nivel internacional como un modelo urbano a seguir.

Barcelona se decanta por un urbanismo sostenible y ecológico, apostando por la bicicleta como medio de transporte. En el nuevo milenio, el distrito 22@ regeneró el suelo de Pueblo Nuevo, una zona industrial en decadencia, impulsando el desarrollo de empresas dedicadas a las nuevas tecnologías, centros culturales, lofts y estudios, aprovechando la antiguas instalaciones. A la entrada del distrito se alza la icónica Torre Agbar de Jean Nouvel.

Barcelona no duerme, se levanta compleja y en constante evolución, con un crecimiento dinámico que la hace enfrentar retos constantes como el turismo, la conservación de los barrios tradicionales o el impacto ecológico; desafíos que comparte con otras urbes contemporáneas, de tal manera que será la sede propicia para reflexionar sobre la ciudad del futuro, hábitat de una gran parte de la humanidad, con miras a un desarrollo más integral e incluyente.

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