Crédito: EFE/ Etienne Laurent
El 19 de junio de este año, Elon Musk (fundador de Tesla y Space X) retó a Mark Zuckerberg (presidente y director ejecutivo de Meta) a luchar dentro de una jaula. El posible enfrentamiento será, en palabras de Dana White, presidente de la Ultimate Fighting Championship, “la pelea más grande en la historia de los deportes de combate”, aunque hasta el momento se desconoce la veracidad del reto.
Tal vez la manera de sacar provecho de la rivalidad entre ambos CEOs es justamente pasándola al plano del entretenimiento, sobre todo desde que ambos se encuentran en el mercado de las redes sociales: Zuckerberg está a la cabeza del Metaverso, que engloba Facebook, Instagram, WhatsApp y, más recientemente, Threads, que pasó a ser la competencia directa de Twitter, plataforma dirigida por Musk desde el año pasado.
Mark Zukerberg anunció la creación del Metaverso en octubre de 2021. En palabras del propio fundador, esta nueva propuesta será “un conjunto de espacios virtuales donde podrás crear y explorar con otras personas que no se encuentran en el mismo espacio físico que tú”. Vale la pena recordar que el empresario no pudo concretar la compra de Twitter en 2016 y que, de haber sido así, también se habría unido al equipo Meta.
Por otro lado, Elon Musk encabezó una lucha en búsqueda de la “libertad de expresión” y, el 27 de octubre de 2022, finalmente pudo coronarse como el nuevo propietario de Twitter por la módica cantidad de 44 mil millones de dólares. Sin embargo, la fantasía de libertad se esfumó cuando los primeros cambios fueron ejecutados para adecuar la red al gusto del magnate.
Algunas de las modificaciones de Twitter tras la llegada de Musk incluyen: una suscripción de ocho dólares al mes para obtener la insignia de verificación, límite de cuatro mil y 10 mil caracteres en cada publicación para los suscriptores, visibilidad del alcance que tienen los tuits publicados (tanto para emisores como para receptores), y un feed personalizado a través de un algoritmo. Cabe mencionar que anteriormente no existía ningún tipo de cobro y, además, se comenzaron a registrar fallas técnicas después del despido masivo de empleados llevado a cabo por el nuevo dueño.
THREADS VS TWITTER
En el momento más oportuno para los usuarios de Twitter inconformes con las modificaciones de Musk, el 6 de julio de este año se anunció el lanzamiento de Threads y, desde entonces, la migración a esta nueva red social es una realidad. Mientras que Twitter contaba con 354 millones de usuarios activos, tan sólo en cinco días Threads logró tener 100 millones registrados.
Esta plataforma fue creada por parte de Instagram y ofrece, en palabras de la compañía, “lo que hace mejor, pero expandido a texto”. A grandes rasgos, la nueva creación de Zuckerberg ofrece a todos los usuarios la posibilidad de publicar imágenes, videos, enlaces y textos; visualizar en el feed a quiénes se sigue, además de sugerencias de cuentas a seguir; dar like, compartir y, no menos importante, responder a una publicación en forma de “hilo”, tal como se hace en Twitter. Con esto, las comparaciones entre una red social y otra se han hecho presentes en las conversaciones en línea.
Una de las principales diferencias de Threads frente a Twitter es la vinculación directa con Instagram; es decir, no se puede crear una cuenta desde cero, sino que es preciso ser usuario de Instagram.
Al mismo tiempo, posee la ventaja de que las cuentas verificadas por Instagram lo siguen siendo en Threads sin necesidad de pagar o hacer algún trámite (contrario a Twitter, donde se tiene que pagar para obtener la famosa palomita azul). Con lo anterior, los usuarios pueden sincronizar las cuentas que siguen en ambas redes sociales. También tienen la posibilidad de compartir contenido directamente de una plataforma a otra de Meta.
Threads no tiene un límite en la cantidad de publicaciones que pueden ver sus usuarios, mientras que en Twitter el tope es de seis mil para cuentas verificadas, mil para las no verificadas y 500 para las de nueva creación.
Actualmente, en el proyecto de Zuckerberg no aparecen anuncios publicitarios en el feed, al contrario de la red del pajarito azul, donde no sólo hay ads, sino también vínculos que dirigen a las páginas de los anunciantes.
Otras diferencias están relacionadas con la interacción a través de mensajes directos (en Threads aún no existen) y los caracteres permitidos por estado (en Threads el límite es de 500 caracteres, mientras que en Twitter es solo de 280).
PRIVACIDAD EXPUESTA
Ante las cualidades que ofrece Threads a sus residentes y a los usuarios potenciales, vale la pena recordar leer las leyendas que están a escala microscópica: “cuando un producto es gratis, el producto eres tú”. Si bien unirse a esta red social (como a cualquier otra) es “gratis”, también representa ofrecer datos personales para que sean vendidos a empresas multinacionales que necesitan que los cibernautas compren sus productos.
Bajo la sombra de interacción con el mundo y la falsa idea de autonomía, la privacidad en redes sociales queda expuesta cada vez que se comparte contenido: fotografías personales, sucesos importantes, situación sentimental, lugares que se visitan y una enorme lista de hábitos que compartimos por la necesidad de validación digital.
Además, al descargar Threads desde la AppStore se recopilan datos de contacto como nombre, dirección física, correo electrónico o número de teléfono; así como fotos o videos, contenido relacionado con juegos descargados, historial de búsqueda y de navegación, identificadores (ID de usuario, ID de dispositivo), datos de uso (interacción con productos y publicidad), y hasta salud y estado físico, por mencionar algunos.
Mediante la publicación de textos, fotografías, videos, audios, emoticones y un sinfín de nuevas herramientas comunicativas, las redes sociales tejen hilos entre personas alrededor del orbe. Gracias a la evolución que ha tenido la comunicación humana, es posible tratar de entender la realidad colectiva de un momento específico en la historia.
La rivalidad entre Musk y Zuckerberg representa una lucha de intereses económicos ligados inexorablemente a los datos personales de quienes están registrados en Threads y Twitter; pero finalmente serán los usuarios quienes decidan a quién “apoyar” o no. A fin de cuentas, ninguna red social existiría sin la interacción de al menos dos individuos.