Durante los últimos días se ha comentado en medios sobre la posible privatización del servicio de agua urbana en Torreón, tema que surge a partir de la opinión expresada por un representante empresarial en una reunión que tuvieron las cámaras locales con el director regional de la Comisión Nacional del Agua, al abordarse el tema que involucra al organismo operador de Torreón, el Sistema Municipal de Agua y Saneamiento (SIMAS), en el contexto de implementación del programa federal Agua Saludable para La Laguna (ASL). Vale la pena hacer algunas consideraciones previas que deben tomarse en cuenta antes de pensar sobre dicho tema y al final recapitular.
Hablar de privatizar el servicio de agua en una ciudad de la dimensión de Torreón, implica primero analizar las causas que motiven una decisión de este tipo. SIMAS Torreón enfrenta una problemática complicada en la prestación del servicio de agua a las viviendas y negocios, la cual no solo se centra en el suministro de agua potable, sino de todos los componentes del sistema de gestión en que se basa: las fuentes de extracción, las redes de distribución, las redes de drenaje que reciben las descargas, las plantas de tratamiento que sanean las aguas residuales y la infraestructura para el rehúso de estas.
Una revisión externa, desde la observación ciudadana, sin conocimiento puntual que solo el organismo operador sabe, de cada uno de estos componentes, nos dice que presenta graves retos para aspirar a crear un modelo de gestión integrada del agua, funcional y eficiente. Empezando por las fuentes de extracción, hasta ahora la principal ha sido el agua del subsuelo, proveniente de un acuífero sobreexplotado y contaminado, que le ha requerido hacer esfuerzos adicionales a un mayor costo por la perforación de cada vez más pozos de un año a otro, debido a que los abatimientos derivados de la extracción sin control en pozos de otros usos, particularmente del uso agrícola que concentra la extracción ilegal de agua por falta de medición, exige reemplazar los existentes, donde las nuevas perforaciones se tienen que efectuar a mayores profundidades, por consecuencia a mayor costo y bombeando agua probablemente más contaminada.
Con la operación de la potabilizadora del programa ASL, quizás la fuente de extracción pueda resolverse en uno o dos años, en que el suministro se regularice, lo que conllevaría a ir dependiendo cada vez más de ella, posiblemente para la mayor parte de las viviendas y negocios ubicados en la mancha urbana. Sería recomendable que no se cancelaran todos los títulos de concesión que actualmente tiene el SIMAS Torreón (igual para los otros ocho organismos operadores municipales), ya que no hay que perder de vista que la nueva fuente presenta vulnerabilidad en la medida que los almacenamientos de agua en las presas históricamente han sido variables. Lo que está sucediendo este año, de que a inicios de septiembre la presa El Palmito presenta al día martes tres de este mes, un escaso 23% de su capacidad. Se reafirma que la hidrometría histórica no miente, escenario ante el cual se priorizará el suministro doméstico-urbano sobre el agrícola, con los efectos colaterales que esto implica.
Otro aspecto que tiene que ver con la fuente de extracción es el costo de la misma. Uno de los más frecuentes pasivos que enfrentan los organismos operadores en México es el costo de la energía eléctrica para bombear agua del subsuelo, por lo que operar el agua que reciba de la megapotabilizadora es deseable sea menor que el que actualmente se paga con el bombeo de pozos, algo que se desconoce entre los ciudadanos, en gran parte esto dependerá del modelo de gestión o de negocios con el que se operará esta infraestructura hídrica hasta las redes troncales que conectaran con las redes de distribución de cada organismo operador. Si el costo es más alto que el actual, surge la pregunta de quién o de donde se cubrirá, ojalá no lo carguen a los usuarios urbanos, o que este no sea alto porque cobra factura política a los gobernantes locales. Es posible que estemos ante un escenario de subsidio federal o local que amortigüe los impactos sociales que pueda provocar si esto ocurre.
Sustituir, parcial o totalmente, la fuente de extracción puede asegurar un mayor volumen suministrado a las viviendas y negocios, también que el agua que provenga de ella tenga parámetros dentro de la NOM-127-SSA, que no esté contaminada, resuelve transitoriamente el problema de desabasto que los torreonenses hemos padecido, acentuado durante los últimos años, a la vez de que la población que ingiera esta agua disminuirá los riesgos de exposición a daños en su salud.
Sin embargo, debemos señalar que ASL es un programa de mitigación temporal. Las metrópolis que actualmente se abastecen de fuentes de agua superficial ya sufren estrés hídrico por las variaciones climáticas, solo hay que voltear a ver a nuestros vecinos de la Zona Metropolitana de Monterrey, por ello no se debe afirmar que el problema del agua en La Laguna está resuelto con dicho programa, la verdadera solución reside en recuperar los acuíferos que nos provean agua segura a largo plazo. En ellos se encuentran las reservas futuras de agua y constituye una prioridad para los laguneros recuperarlas y darle un uso sostenible que garantice a la presente y futuras generaciones.