En el Cañón de Fernández existen ejemplares que rebasan esa edad, esto lo han confirmado los investigadores José Villanueva Díaz y Julián Cerano Paredes. (HÉCTOR ESPARZA)
“Estábamos disfrutando la vista en el paraje del Cañón de Fernández, por la entrada de Sapioriz, cuando nos encontramos un acto de irresponsabilidad en un lugar donde los que vinieron dejaron mucha basura y una fogata prendida. Esto no puede seguir pasando, entonces la vamos a apagar”, así se expresó Enevi, una jovencita que forma parte de Naturalistas Observadores de Aves (NOA), durante su recorrido por el río este domingo pasado.
Enevi es una de las menores de edad que forma parte de NOA; de la mano de su padre Mauricio Calderón no solo aprecia a la naturaleza, sino que toma la iniciativa de apagar estas fogatas o recoger basura.
“En nuestro recorrido encontramos a dos grupos más encendiendo fuego, donde no está permitido por el peligro que representa al medio ambiente, y apenas hace dos días, el dos de febrero, se celebró el día de los humedales y no puede ser que ocurra esto. Los invito a cuidar nuestros humedales”; este mensaje lo expresó a través de un video distribuido al grupo de whatsApp de NOA.
Después de ello comenzó a enterrar la fogata para extinguirla.
Los incendios y la basura son dos de los problemas que no se han podido controlar en el Cañón de Fernández, con consecuencias adversas para los ahuehuetes o sabinos, árboles milenarios que además son emblema nacional.
Los ahuehuetes pueden vivir más de mil años. En el Cañón de Fernández existen ejemplares que rebasan esa edad, esto lo han confirmado los investigadores José Villanueva Díaz y Julián Cerano Paredes, ambos responsables del laboratorio de dendrocronología del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Relación Agua, Suelo, Planta, Atmósfera (CENID RASPA), con sede en Gómez Palacio.
Los ahuehuetes del Cañón de Fernández han sido dañados por incendios provocados, tanto para ahuyentar abejas que elaboran sus colmenas en las ramas altas, como por los paseantes ocasionales, asimismo los rayos que caen durante las tormentas ocasionan que los núcleos de los troncos se incendien. Estas oquedades las han utilizado las personas para dejar la basura que generan en los días de campo.
El Cañón de Fernández es, por decreto del gobierno federal, una de las zonas núcleo de la recientemente creada Área Natural Protegida Ríos y Montañas de la Laguna, pero antes de esto se le otorgó la categoría de Parque Estatal y Humedal de Importancia Mundial; a pesar de estos estatutos, la protección es frágil y el desdén de algunos paseantes ha lastimado el equilibrio del sitio.
“Por esta y muchas más razones está prohibido en este entorno natural encender fogatas”, insistió la joven ambientalista.
NOA está integrado por ciudadanos que gustan de observar y fotografiar aves; sus avistamientos han contribuido a enriquecer los registros que aparecen en Naturalista, una red social de ciencia ciudadana donde se puede aprender sobre plantas, hongos y animales de México.
Con la designación del Cañón de Fernández como zona núcleo de la nueva Área Natural Protegida (ANP), se espera que se refuercen las acciones de vigilancia de este paraje.
