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¿Creacionismo o cientificismo?

YAMIL DARWICH

Al momento en que el hombre tuvo conciencia de sí mismo empezó a hacerse las eternas preguntas, mismas que no les hemos podido dar una respuesta satisfactoria: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿qué pasará conmigo al morir?

Insistimos en encontrar las respuestas, pero en pleno siglo XXI no hemos podido llegar a un acuerdo.

Iniciamos adorando al sol -luz, calor- relacionándolo con la luna -femenino- y conforme fuimos avanzando en el conocimiento, también empezamos a idear y nombrar dioses, tratando de explicar los fenómenos naturales.

Los primeros pueblos fueron prolíferos en imaginación.

Los griegos y romanos los categorizaron, imaginando cortes celestiales, relacionándolos con los mortales y sus vivencias.

Aparecieron los "intérpretes" de dioses, incluido el futuro y, de paso, acumulando poder. Brujos, adivinadores, chamanes, curanderos y sacerdotes, informaban de los deseos de divinidades, causas de fenómenos naturales, buenas/malas cosechas y, ayudándose con apoyos diversos, hasta lecturas en entrañas de animales y piedras.

Esos intentos de responder los porqués fueron base de la aparición de los alquimistas; ellos, por medio de pócimas, buscaban sanar y hasta encontrar la fuente de la juventud, en un intento de vencer a la muerte. Incluya a los astrólogos y sus técnicas adivinatorias.

De aquellos descienden químicos y sanadores, antecedentes de científicos investigadores que se han diversificado en muchas ramas del conocimiento, hasta llegar a los expertos: médicos, matemáticos, físicos, astrónomos, astrofísicos, etc. Los astrólogos se fueron a ferias y/o pasquines amarillos.

Debieron pasar muchos siglos para llegar al estudio formal por medio del método científico y, hoy día, los estudiosos de las altas matemáticas, los físicos nucleares o cuánticos y los astrofísicos, nos asombran con sus descubrimientos. Ellos se han unido buscando encontrar las respuestas que siempre hemos esperado.

La profundización en la ciencia se ha visto altamente favorecida con el desarrollo tecnológico; instrumentos de alta precisión -telescopios o microscopios- son de vital importancia.

De creer en la creación como obra de Dios, llegamos a negarlo con el materialismo; del inicio del universo plano y estático, aceptado como un hecho irrevocable y, con distintas propuestas científicas, en pro y contra de variadas hipótesis, hemos recorrido una historia maravillosa sobre la inteligencia humana.

Desaparecer a Dios, fue fundamento para la creación de sistemas políticos modernos; Lenin y Stalin, tomando las ideas de Marx, basaron el ideario del comunismo, aunque debieron hacer verdaderas purgas con destierro, prisión y/o muerte de grandes científicos que afirmaban que el universo estaba en constante expansión y, por lo tanto, tuvo un inicio y, si así fue… entonces… ¡hubo un creador! Un planteamiento inaceptable.

En 1922, apareció un científico ruso: Alexander Friedmann, con altas ecuaciones matemáticas demostró que el universo estaba en constante expansión. Albert Einstein -premio nobel ese año- lo refutó publicando su "constante cosmológica", cálculos matemáticos que demostraban lo estático del universo, generándose la discusión científica en que participaron grandes estudiosos, la gran mayoría reconociendo la teoría estática como la verdadera.

Pero otros, como Georges Henry Joseph Édouard Lemaître -1894-1966-, astrofísico y sacerdote -causa del rechazo científico- publicó sus conclusiones matemáticas que confirmaban la expansión del universo, continuación del Big Bang.

Como consecuencia, por conveniencias ideológicas, los materialistas dialécticos rusos desencadenaron persecución y muerte entre los seguidores del creacionismo.

Luego aparecerían otros matemáticos, como Jacob Tamarkin y Yuri Krutkof, que demostraron la posibilidad del "Universo Dinámico".

Finalmente, el propio Einstein, en otro momento de su grandiosidad humana, reconoció "un error de cálculo" en sus aseveraciones, aceptando la expansión del universo, el tiempo y el espacio.

La discusión terminó con el descubrimiento de Edwin Hubble, en 1929: el universo se mueve y hoy día, la métrica Friedmann-Lemaître-Robertson-Walker, es piedra angular en el estudio del cosmos, validando la teoría creacionista.

Anteriormente, se afirmaba que ciencia y fe corrían en líneas paralelas que nunca habrían de juntarse; hoy día, cada vez hay más científicos que reconocen el inicio del universo. En el camino han aparecido diferentes investigadores con hipótesis que buscan apoyar el materialismo y al universo estático; hasta la fecha no han podido fundamentar sus posturas.

Los ideólogos del materialismo dialéctico insisten en negar tal fuerza -inteligencia- creadora, la premisa es sencilla: sin creación no hay Creador.

Los creyentes encontramos en la Teoría Expansionista del Universo la voluntad y existencia de un ser creador al que llamamos Dios.

Le ratifico mi profundo respeto a todo pensamiento racional humano; sin embargo, le compartí lo escrito por Michel-Yves Bolloré y Oliver Bonnassies en: "Dios, la ciencia de las pruebas", quienes, a lo largo de más de veinte años, lograron reunir un excelente compendio testimonial y razonamientos de científicos sobre la historia del hombre buscando las respuestas.

Es un tema que corre el riesgo de ser polarizador y, sin duda, base importante para buscar responder a nuestras inquietudes, ansiedades y hasta temores. ¿Qué piensa?

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