Se jugaron las semifinales del Apertura 2024, con tres de los primeros cuatro de la tabla fuera de la lid por el título del torneo, nada extraño en nuestro futbol, porque a final de cuentas la liguilla es un torneo nuevo y puede pasar cualquier cosa.
El duelo que enfrentó al cinco y al seis de la competición, Monterrey contra San Luis, a quienes solo les separó un punto de diferencia en la tabla, fue un retrato de la actuación de estos dos cuadros en la fase regular.
Por un lado, unos rayados mucho más balanceados y sólidos durante la fase de calificación del torneo; y por otro, unos potosinos que basaron su calificación en una muy sólida actuación en casa, siendo los mejores locales de la justa, pero que de visita mermaban mucho su rédito.
Pues así fue la serie entre estos dos cuadros, que, además, en cuestión de valor de plantillas, también guardan una enorme distancia, muy favorable a los regiomontanos.
Estas circunstancias fueron más que evidentes en la serie, pues San Luis hizo valer su localía, como lo hizo en la etapa de calificación para ganar la partida en el juego de ida por dos goles a uno; pero en la vuelta Monterrey hizo valer todos los argumentos que tenía a su favor y trituró a los potosinos con una despiadada goleada de cinco pepinos por uno, poniendo de manifiesto, de manera muy clara, la gran distancia entre estas dos escuadras, tanto en lo futbolístico como en el valor de sus franquicias.
Los rayados del Monterrey se convirtieron así en finalistas del Apertura 2024, respondiendo a las expectativas de su afición y la gran inversión de su directiva.
En la otra semifinal, se vieron las caras el uno y el ocho de la liguilla, Cruz Azul y América, que por su posición en la tabla, y más allá de su historial, se podría suponer que tendrían un duelo medio disparejo; pero nada más alejado de la realidad, pues si bien los cementeros llegaban en mejor momento que las águilas, esto pasó a segundo término, como suele suceder en los desafíos entre estos odiados contrincantes, que por su historial y gran rivalidad siempre hacen muy complicado un pronóstico o marcar un claro favorito en sus enfrentamientos.
Jardine, técnico americanista, sorprendió de nuevo con el parado táctico de su equipo, y como lo hizo contra Toluca, le cedió la iniciativa a Cruz Azul en ambos partidos, para que los cementeros controlaran el juego y generaran buenas oportunidades, pero sin sacar raja de su dominio, aunque el empate calificaba los celestes.
En la ida no hubo daño, y en la vuelta la postura de las águilas no cambió, guardaditos atrás y a la espera de un error rival, mismo que se presentó temprano y lo aprovecharon de maravilla para adelantarse en el marcador, lo que hacía muy eficaz su cómoda propuesta.
Con la ventaja, América se afianzó, mientras que Cruz Azul se equivocaba de nuevo y recibía otro gol; y cuando todo parecía perdido reaccionó la máquina igualando el marcador, aquello fue de locura, con nueva ventaja amarilla y empate celeste, hasta que un penal decidió todo para los de Coapa.
Tal vez no agrade su estrategia, pero América va por el triplete en este futbol nuestro de cada día.
