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Juan Villoro presentará su libro 'No fue penal' en El Siglo de Torreón

Juan Villoro visitará las instalaciones de esta casa editora el próximo 25 de julio a las 19:00 horas

Autor. Juan Villoro indica que como en la amistad, el futbol lleva a situaciones donde el triunfo o el fracaso dependen de un detalle. (CORTESÍA)

Autor. Juan Villoro indica que como en la amistad, el futbol lleva a situaciones donde el triunfo o el fracaso dependen de un detalle. (CORTESÍA)

SAÚL RODRÍGUEZ

El 29 de junio de 2014, el escritor Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) se encontraba en casa con sus amigos cercanos. El televisor albergaba en imágenes el partido México vs. Países Bajos, por los octavos de final de la Copa Mundial de Futbol celebrada en Brasil. Ante la sorpresa de todos, los mexicanos jugaron de manera excelsa al principio del encuentro. El dominio siguió en la segunda parte, cuando Giovani Dos Santos disparó su zurda desde fuera del área y provocó el grito de gol en los sueños de más de cien millones de personas.

"Me impresionó que México comenzara jugando tan bien y luego se asustara de su propio poderío y se atrincherara en su área, Ahí te pueden pasar muchas cosas; entre otras, que te inventen un penal".

Y es que el director técnico Miguel Herrera cometió un suicidio al echar el equipo atrás. La zaga defensiva aguantó lo más que pudo, hasta que a dos minutos del tiempo cumplido, Wesley Sneijder logró perforar el arco defendido por Guillermo Ochoa. Parecía que los tiempos extras estaban cantados, pero una supuesta falta de Rafael Márquez sobre Arjen Robben ocasionó un doloroso giro de tuerca: ¡Penalti! ¡No puede ser! Los de verde se llevaron las manos a la cabeza, reclamaron al árbitro hasta el cansancio: ¡No! ¡No fue penal! Klaas-Jan Huntelaar tomó el esférico ante un Ochoa impotente; el balón besó las redes, se había acabado todo, a México se le escapó el partido de la manera más inverosímil.

"La frase 'No fue penal' (o 'No era penal') se volvió famosa después del clavado de Robben, pero se ha dicho en muchas otras circunstancias. En mi libro quise narrar la historia de dos amigos-enemigos cuyo destino depende de que se marque la pena máxima".

Bajo el sello de la editorial Almadía, Juan Villoro ha publicado 'No fue penal. Una jugada en dos tiempos', libro que presentará en La Laguna el próximo jueves 25 de julio, a las 19:00 horas, en las instalaciones de El Siglo de Torreón (Matamoros 1056, Centro). Será un evento exclusivo para suscriptores, quienes podrán reservar su lugar al teléfono 871 7164514. Se contará también con los comentarios del gestor cultural Aldo Valdés.

'No fue penal. Una jugada en dos tiempos' es una novela corta a dos voces que conjuga el fin de una amistad entre jugadores retirados de las canchas. A partir de la frase 'No fue penal', surgida tras la tragedia de la Selección Mexicana en Brasil, la narrativa de Villoro aborda otros aspectos de la condición humana como la traición, la envidia, el fracaso, el temor al éxito o el sabor de la derrota.

Mientras El Tanque se ha convertido en el entrenador de un equipo perdedor a punto de sucumbir ante el abismo del descenso, Valeriano Fuentes acepta su destino y se deja llevar por la vida hacia el lado oscuro de la cancha, convirtiéndose en árbitro del VAR. Irónicamente, la tragedia los vuelve a reunir en un estadio, al tiempo que a la distancia repasan los distintos aspectos que resquebrajaron su relación.

A continuación, Juan Villoro conversa en exclusiva con El Siglo sobre el corpus narrativo de su libro y su próxima visita a la Comarca Lagunera. Fiel aficionado a los Rayos del Necaxa, el futbol ha marcado su vida desde que era muy pequeño e iba a la cancha acompañado por su padre, el célebre filósofo Luis Villoro. Si Eduardo Galeano escribió que el futbol y la patria están siempre atados, Juan Villoro indica que, en la cancha, Dios es redondo y bota como le da la gana.

'¿Por qué crees que la amistad puede parecerse al futbol?'

La amistad es muy compleja. Cuando involucras afectos muy profundos, exiges que la otra persona reaccione de la misma manera. En ocasiones, mientras más quieres a una persona, más esperas de ella. El Tanque y Valeriano Fuentes se volvieron amigos íntimos. Uno era un futbolista malón, a los que les dicen "troncos", pero apasionado del juego; el otro, en cambio, tenía un talento natural para el futbol, pero no era muy aficionado. Se complementaban y la vida los unió, hasta que una jugada los separó para siempre. Muchos años después el destino los vuelve a unir en otra jugada. Los personajes ya no son futbolistas profesionales, uno es entrenador y otro árbitro del VAR. En esta ocasión todo depende de que se marque o no un penalti. El futbol, como la amistad, te lleva a situaciones en las que el triunfo o el fracaso dependen de un detalle mínimo. Además, cada acción se puede ver siempre desde dos perspectivas distintas. Para una persona, el jugador está en fuera de lugar, para otra no. Lo mismo sucede con las reacciones afectivas. Por eso quise contar una misma historia desde dos perspectivas diferentes, la del Tanque y la de Valeriano.

´El Tanque se ha convertido en director técnico y la frustración lo invade; percibe al área técnica como una prisión'.

El problema del entrenador es que no puede influir directamente en el partido. Grita, hace aspavientos, bebe agua, le protesta al árbitro, pero no juega en la cancha. Si acaso, puede cambiar a un jugador por otro. Los entrenadores viven auténticos psicodramas en su área técnica. La situación es muy apropiada para el teatro o la narrativa.

´Valeriano, por el contrario, tras su fractura, se vuelve árbitro, pero no uno cualquiera, sino uno del VAR. ¿Por qué tomar esta decisión de irse al lado oscuro de la cancha?'

Valeriano fue una gran figura que duró poco como jugador y no amasó una fortuna. Se retiró después de fracturarse la tibia y el peroné, regresó a su pueblo, pero luego necesitó un trabajo. No tenía condiciones para ser entrenador o comentarista y por su lesión no podía ser árbitro central. El VAR apareció como una salvación para él: podía juzgar partidos sin moverse de una silla.

´México cometió el error de tirarse para atrás contra Países Bajos, lo mismo hace el equipo del Tanque. En la vida pasa algo similar: te tiras a defender y se te va el partido. ¿Acaso le tenemos pavor al éxito?'

Los mexicanos tenemos un complejo muy fuerte ante el éxito. Si demostramos fuerza nos asustamos. Meter un penalti te compromete más que fallarlo. Si anotas, te desmarcas de la mayoría, la gente espera que metas el siguiente penal y te asigna una responsabilidad excesiva. En cambio, si fallas vuelves a ser como los demás, la gente te consuela y te incluye sin problemas en la tribu. Los triunfadores caen mal. Más allá de su carácter, fue el problema de Hugo Sánchez. En el Mundial de 1986, el ídolo de la afición no era él, que había logrado cosas increíbles en España, sino el Abuelo Cruz, personaje simpático que fallaba goles sin que a nadie le importara.

´Al igual que el equipo del Tanque, México vive en una continua sensación de derrota, ¿cómo enfrentarse a ella?'

La derrota es consustancial al futbol mexicano. Somos una de las cinco selecciones que más veces ha ido a las Copas del Mundo y la que peores resultados ha tenido. Nuestro futbol está planeado para el fracaso (las ganancias no dependen del éxito deportivo, sino de conseguir patrocinios y traspasar jugadores), pero así da mucho dinero. Pasa lo mismo que con las telenovelas: ¿para qué filmar obras de calidad si la telebasura rinde tanto?

´Valeriano dice: "¿Qué necesidad de tomar un equipo que ya no podrá salvarse?". ¿Qué necesidad tenemos de seguir a equipos e ideologías que parecen no llevarnos a nada?'

Hay algo heroico en la postura del Tanque. En eso se parece al Vasco Aguirre, que es un espléndido entrenador de equipos menores, como el Osasuna o el Mallorca. En esos casos, no se aspira a ganar el título, sino a no descender e, incluso, a colarse a la final de la Copa. El Tanque apaga incendios, evita males mayores, y eso ya es mucho.

´Si el futbol es una fábula de 90 minutos, ¿cuál es la lección que arroja?'

Que el destino es impredecible. En la Champions, el Real Madrid juega peor que nunca y gana como siempre. ¿Cómo explicar eso? En la cancha, Dios es redondo y bota como le da la gana.

´Por último, ¿podrías compartir unas palabras para tus lectores en La Laguna?'

La Laguna tiene una gran afición. Estuve en el viejo estadio del Santos, con las tribunas pegadas a la cancha, y en el nuevo. Además, ha contado con comentaristas como el extraordinario Rafa Rosell, a quien conocí por el inolvidable Francisco Amparán. Admiré al Santos de Jared Borgetti, salvo cuando le ganó en la final al Necaxa.

Presentación

'No fue penal. Una jugada en dos tiempos', libro de Juan Villoro

* Presentan Aldo Valdés y el autor.

* Jueves 25 de julio.

* 19:00 horas.

* Instalaciones de El Siglo de Torreón (Matamoros 1056, Centro).

* Evento para suscriptores. Reserva tu lugar al 871 7164514.

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