Hay muchos que se precian de ser muy mexicanos; y hay otros que preferían negar que lo son y se disfrazan de Estadounidenses, hablando en inglés cada vez que tienen oportunidad. Muchos letreros comerciales en la ciudad están en inglés, por pose. Algunos ni siquiera se preocupan por conocer en que consiste ser mexicano, y creen que por gritar el 15 de septiembre el viva México cumplen con el requisito indispensable con la nacionalidad. Ni viajan ni leen sobre su país. Se conforman con los datos históricos oficiales que aprenden en la escuela.
La riqueza nacional es tan grande que podemos disfrutar de ella sin que se agote, si sabes buscar.
Con que facilidad metemos la pata y en el extranjero damos las versiones equivocadas de lo que es nuestra cultura. De los videos que mandan, sale uno sobre Pamplona donde mariachis festejan los san fermines. Todo está bien, nada más que el viaje se plantea desde Sinaloa o Sonora, de donde el mariachi no es originario; sino la tambora, que ha dado mucho a través del tiempo, con todo y que ha tenido influencias de nuestros vecinos y comercialmente han explotado el corrido que habla de los malos. Es la expresión que llaman popular. Así en muchos estados: Nuevo León la redova, el piporro, Chipas, la marimba, Veracruz, el arpa. México no es nada más el mariachi, en lo musical, abundan las expresiones, como en todas las demás manifestaciones del arte.
Para principios de cuentas, el sur no es parecido al norte. En el sur se nota más la influencia de las culturas indígenas. En el norte no vas a encontrar las ruinas que si dejaron las culturas mesoamericanas y la maya y los grandes desarrollos culturales: olmeca, teotihuacana, tolteca o azteca. La penúltima fue muy importante para las posteriores y es donde se forjó con plenitud la imagen de Quetzalcóatl.
Uno se maravilla cuando conoce Teotihuacán e imagina el conglomerado de gente que ahí vivía. Lo mismo te pasma Chichen Itzá, que aún hoy se llena de turistas y siempre está a reventar. Es donde conoces la influencia tolteca en los mayas. Eso es nada con todo lo que hay por conocer si recorres al país. Las mejores playas se encuentran en nuestro pacífico. Pero no solo de playas vive el hombre, tenemos de todo: montañas, desiertos, selvas, lo que usted guste.
Y entonces te adentras en las tradiciones, en la infinidad de fiestas que se realizan en todo el país. Todos los pueblos tienen sus patronos y sus mayordomías. En dichas fiestas se lucen, desde el papel picado, hasta los preciosísimos arreglos que hacen en las calles con el aserrín u otros productos que te dejan maravillados. Sólo duran un día porque los borrará la procesión. La pirotecnia, los bailes, como los de la guelaguetza en Oaxaca.
De ahí, la artesanía, ancestral que ya nos comienza a hablar de la historia. En todos los materiales posibles: barro, algodón, oro, plata, cobre, madera, muchos otros materiales. Tejidos de los que te quedas pasmado. Árboles de la vida, las piñas, vasijas.
La comida en gran variedad; en cada región distinta. El mole es poblano, como los chiles en nogada. Oaxaca tiene el suyo, lo mismo que su propio tamal en hojas de plátano. Se come más el puerco en el sur que en el norte, donde se consume la carne de res y no se perdonan las carnes asadas y el cabrito. En la costa, su pescadito zarandeado, sus camarones, mariscos a reventar. El chocolate; las diferentes bebidas como la Jamaica, el tamarindo, el limón, la chía, de otras frutas tropicales. Le puedes dar gusto a todos tus sentidos; atardeceres, amaneceres, rumor de olas, rumor de viento a través de los árboles. Las cascadas, las dunas, la nieve en los picos nevados.
Si físicamente nuestro país es rico, históricamente lo es más. Desgraciadamente, conocemos poco. Quizás nos es más cercano el nombre de Carlos V de Alemania, que el de Acamapichtli, y el de Enrique VIII, que el de Axayácatl.
Riqueza existe. Que no la sepamos ver, es diferente. ¿Cómo te quieres identificar con los del sur si no los conoces? Lo mismo, al revés. Nuestra frontera, para muchos, es la Ciudad de México. Unos pocos, Acapulco. Desconocer Michoacán es perderse del estado más rico en artesanías.
Si eres mexicano, ponte a conocer en que consiste ser mexicano, para que te nazca el orgullo de alguna parte y no permitas la destrucción de nuestra nacionalidad.