La Casa de la Música Húngara, recinto sonoro de vanguardia
El corazón del Parque de Budapest late al ritmo de las piezas húngaras que han ayudado a trazar la historia musical en todo el continente europeo, desde las canciones folclóricas hasta las melodías clásicas y las exploraciones sonoras contemporáneas. Aquí se ubica la Casa de la Música Húngara, un edificio que funge como espacio de aprendizaje, conservación histórica y colaboración artística, cuyo propósito es acercar a todas las generaciones —especialmente a las más jóvenes— a las diversas posibilidades que encierra la música.
El lugar fue diseñado por la firma del arquitecto japonés Sou Fujimoto, cuya propuesta fue la ganadora entre 170 proyectos provenientes de distintas partes del mundo. De acuerdo al sitio Liget Budapest, nunca antes se había convocado en Hungría a una competencia arquitectónica internacional. El resultado fue un éxito: al tratarse de un diseño sumamente innovador y llamativo, la Casa de la Música se convirtió en uno de los edificios más esperados en el 2021, según CNN y la World Architecture Community.
Este recinto, cuya construcción se extendió del año 2017 a 2022, forma parte del proyecto conocido como Liget Budapest, el cual se lanzó en 2013 para revivir —y superar— la antigua gloria del Parque de Budapest, venido a menos a pesar de su valor histórico, cultural y natural. Pocas áreas verdes en el mundo albergan en su interior tantas instituciones culturales y atracciones para la comunidad. Un zoológico, la galería de arte pública más grande de Hungría, el Museo de Bellas Artes, el Castillo Vajdahunyad y la pista de hielo Városligeti —la más antigua y amplia del mundo— son solo algunos de los sitios de interés que existen aquí desde el siglo XIX. Sin embargo, se le dejó de dar el mantenimiento apropiado a partir de la segunda mitad del siglo pasado.
La cereza del pastel de Liget Budapest —que incluye la reforestación de la zona, la restauración de edificios antiguos y la construcción de nuevas atracciones— es precisamente la Casa de la Música, que surge entrelazada con los árboles como símbolo de los más profundos valores aquitectónicos de este siglo: la sostenibilidad y la inclusión. Su forma y sus materiales dan cuenta del uso de la tecnología en función del equilibrio natural y las necesidades humanas.
SINERGIA CON LA NATURALEZA
Donde antes se encontraba un complejo de oficinas abandonado, ahora se alza un edificio que, en primera instancia, remite a la representación visual de una onda sonora flotante. Se trata de un techo ondulado que descansa sobre los 94 paneles de vidrio —sin divisiones— que conforman la fachada del inmueble, cuya forma es orgánica y armoniza con la naturaleza que lo rodea. De hecho, desde una vista aérea es posible notar cómo los árboles se abren paso a través de algunos de los alrededor de cien hoyos (tragaluces) que atraviesan el techo. Al tener paredes completamente transparentes y albergar especies vegetales autóctonas, la Casa de la Música brinda una sensación de continuidad entre arquitectura y naturaleza. Los “cráteres” del techo no solo abonan a esta experiencia al permitir el crecimiento de los árboles, sino también al dejar pasar la luz natural al recinto, de forma irregular (mas no insuficiente), tal como lo hacen los rayos del sol a través del follaje de los bosques.
La Casa de la Música no solo se integra con la naturaleza de forma estética, sino también funcionalmente, al contar con diversos sistemas que la hacen sostenible. Uno de ellos es la generación de energía, pues esta es de origen geotérmico y proviene de 120 bombas de calor instaladas a 100 metros de profundidad. A pesar de la energía verde, el edificio está diseñado de tal manera que se requiera la menor cantidad de electricidad posible. Sus materiales, por ejemplo, favorecen el aislamiento térmico, por lo que se hace menos necesario recurrir a la calefacción. Por otra parte, la luz natural se hace presente en numerosos rincones del recinto, disminuyendo la necesidad de iluminación artificial.
CASA EN TRES MOVIMIENTOS
El edificio se compone de tres niveles —como si se tratara de los movimientos de una composición—: uno subterráneo, uno a nivel del suelo y otro en una planta alta. El primero será sede de exposiciones relacionadas con la música y el sonido. Actualmente, la única muestra permanente que hay en el lugar es Sound Dimensions - Musical Journeys in Space and Time (Dimensiones sonoras - viajes musicales en el espacio y el tiempo), que se trata de una experiencia inmersiva que abarca dos mil años de creación musical en Europa, permitiendo a los visitantes distinguir los sonidos más representativos de cada era. Respecto a las exposiciones temporales, la primera de ellas fue un recorrido histórico por el pop húngaro durante la segunda mitad del siglo XX.
El nivel subterráneo también cuenta con un domo semiesférico que permite percibir el sonido de forma envolvente, gracias a sus 31 altavoces, además de que cuenta con un proyector. Tiene un cupo de 60 personas que, por la mañana, pueden escuchar la instalación de sonidos provenientes de la cuenca de los Cárpatos y, por la tarde, pueden disfrutar de conciertos íntimos, DJ sets y proyecciones audiovisuales. Su diseño está basado en el auditorio esférico del compositor Karlheinz Stockhausen, mediante el cual creó la primera experiencia aural en 3D. El debut de esta propuesta fue en 1970, en la Exposición Mundial de Osaka, Japón.
El espacio a nivel del suelo alberga dos salas de conciertos; uno es un pequeño auditorio donde, además de eventos musicales, pueden ofrecerse conferencias y talleres, y el otro es un escenario al aire libre con una capacidad de aproximadamente 320 personas, aunque los espectadores también pueden presenciar las presentaciones desde la terraza del jardín contiguo y desde la ladera ubicada del lado opuesto del escenario. Para este foro, Sou Fujimoto trabajó de la mano de la empresa Nagata Acoustics, con el objetivo de que el sonido fuera transmitido con la mejor calidad posible. La solución para ello —sin tener que comprometer el diseño visual— fue colocar cristales en zig zag que produjeran reverberación, de modo que el sonido se volviera homogéneo.
Finalmente, el nivel superior estña reservado para la educación sonora. Cuenta con salas para cursos y talleres, además de la Biblioteca y Club Multimedia, que guarda archivos escritos, visuales y de audio referentes, sobre todo, a la historia de la música húngara.
ESPACIO INTERACTIVO
La propia firma de Sou Fujimoto describe la Casa de la Música como un espacio que no se trata de “exhibir (como los museos tradicionales), sino de invitar; de alejarse de la simple contemplación para sugerir la participación y la interacción”. Para crear una atmósfera de este tipo, el equipo de arquitectos dio prioridad a los espacios abiertos sin un camino definido, con el fin de que los visitantes puedan pasear por donde los lleve su curiosidad. A fin de cuentas siempre podrán encontrarse con sonidos interesantes, retazos de historia, nuevas propuestas musicales, charlas educativas o, simplemente, con otras personas con quienes compartir el gusto por la música y el deseo de aprender. De este modo, el lugar se caracteriza por un flujo constante, tanto de visitantes como de sonidos, que se unen en un comportamiento vibratorio.