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Beto Ávila, el número 1

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

El periodista deportivo veracruzano Diego Hernández Tejeda acaba de publicar un libro de su autoría. Le dio el título de “Bob Ávila, the number one. 1924, 1954, 2024” (BookBall, 143 págs.). Dice el autor que lo escribió con motivo de que en el presente año se cumplen cien del nacimiento del gran pelotero jarocho, y setenta de haber obtenido el campeonato de bateo de la Liga Americana. Esta hazaña la logró en la temporada de 1954, jugando para los entonces Indios (hoy Guardianes) de Cleveland.

Ese campeonato de bateo fue el primero obtenido por un latinoamericano en la historia de Grandes Ligas, y hasta ahora el único alcanzado por un mexicano. Se trata, sin duda, de una de las grandes hazañas del deporte nacional, sólo comparable quizá a la lograda por los niños de Monterrey, conocidos como los Pequeños Gigantes, cuando con un juego perfecto lanzado por Ángel Macías conquistaron en 1957 el campeonato mundial de beisbol infantil en Williamsport.

O con alguno de los grandes momentos estelares que en la década de los 80 brindó al país Fernando Valenzuela. Aunque el libro, prologado por quien fue durante 64 años el cronista en español de los Dodgers, Jaime Jarrín, contiene numerosos datos biográficos de Beto Ávila, en realidad no se trata de una biografía de éste. 

Con el clásico contenido de nueve capítulos, como suelen contener los libros de beisbol, uno por cada inning del juego, a lo largo de su texto el autor hace la crónica del desempeño tenido, principalmente por cuanto a su bateo, por el gran segunda base mexicano en cada uno de los juegos en que participó en esa temporada de ensueño de 1954.

Por cierto, Ávila no tomó parte en los 154 juegos que entonces comprendía la temporada regular de Grandes Ligas (hoy es de 162 encuentros), porque se perdió nueve juegos a raíz de que el 2 de junio sufrió una fractura en el pulgar derecho cuando Hank Bauer, de los Yanquis, intentó convertir un hit sencillo en doblete y fue puesto out, y el corredor “con el pie le cortó el dedo índice derecho” (pp. 41, 44 y 45). En esa gran temporada de 1954, Beto Ávila conectó 189 hits en 555 turnos legales al bate, por lo que su porcentaje fue de .341. 

Superó ese año en la Liga Americana a toleteros de la talla de Minnie Miñoso que bateó para .320 y Fox para .319, ambos de las Medias Blancas de Chicago. Cabe precisar que Ted Williams, de los Medias Rojas de Boston, terminó con un mejor porcentaje de bateo (.345), pero le faltaron 14 turnos al bate, ya que sólo tuvo 386 y no los 400 necesarios para competir por la corona de bateo. En el caso de haberse sacado su porcentaje sobre la base de 400 turnos, su porcentaje quedaría en .333, inferior al .341 de Beto Ávila.

Una gran hazaña pues la del mexicano. Tan grande se debió haber visto por la sociedad mexicana de entonces, que cuando cuatro años después Carlos Fuentes publicó su novela “La región más transparente”, hay un pasaje en el que Gabriel le dice a Pioquinto, su padre, que le trajo del otro lado “otra gorra igual a la mía para ti, viejo, de los meros Indios de Cleveland: ahí donde se los pone de a cuatro Beto Ávila”. 

Finalmente, el autor dice que este libro escrito por él cree que es el primero que se publica sobre Beto Ávila (p. 7). Pues no, en 1956 Ángel Fernández, entonces cronista beisbolero, dio a la luz “Beto Ávila, El gran jefe” (Biblioteca Hit, 192 págs.), en el que por cierto informa que la fecha de nacimiento de Beto fue el 7 de junio de 1926 (p. 3), y Hernández Tejeda la sitúa el 2 de abril de 1924, fecha esta última que coincide con la que tiene oficialmente registrada la Liga Mexicana de Beisbol, según se indica en la Enciclopedia del Beisbol Mexicano.

En otro tema: A diferencia de lo que sucede en la zona Sur de la LMB, en la Norte se avizora en la presente temporada un final muy cerrado por los primeros lugares. A la hora de escribir estas líneas, Unión Laguna encabeza la tabla de posiciones de la Zona, empatado con los Sultanes de Monterrey (4228 en ganados y perdidos cada uno), pero UL supera en dominio a Monterrey, porque en los juegos que han sostenido entre sí UL ha ganado 3 y Sultanes sólo 1.

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