Elizabeth, quien vive en la capital surcoreana desde hace tres años junto a su esposo, presenció los momentos en que el país vivió esta crisis. (CORTESÍA)
Aunque la ley marcial duró pocas horas, para Elizabeth Juárez -lagunera que vive en Seúl, Corea del Sur- fue inevitable sentir temor por la situación que se estaba viviendo: "En los primeros minutos después del anuncio, sentí un poco de miedo porque la ley marcial tiene la capacidad de restringir libertades y ciertos derechos, pero al ver cómo se movilizó rápidamente la ciudadanía, y que los asambleístas votaron unánimemente para revocar la ley, me quedé tranquila. En cuestión de horas la ley había sido suspendida, el presidente respetó la decisión de la Asamblea y la vida continuó al día siguiente como si nada".
La península de Corea ha estado en conflicto durante más de 70 años, pero firmaron un armisticio en 1953. La Guerra de Corea (1950-1953) enfrentó a Corea del Norte, apoyada por China y la URSS, contra Corea del Sur, respaldada por Estados Unidos. Aunque en armisticio, ambos países continúan en confrontación indirecta en la "zona gris", un espacio entre la paz y la guerra. Recientemente, Corea del Sur vivió una crisis política cuando el presidente Yoon Suk-Yeol decretó la ley marcial pasadas las 10:30 de la noche del pasado 3 de diciembre, medida no aplicada en más de cuatro décadas.
Elizabeth, nacida en Torreón, Coahuila, vive en la capital surcoreana desde hace tres años junto a su esposo Lee Jin-Seop, quienes presenciaron los momentos en el que el país vivió esta crisis: "Ambos nos sorprendimos mucho, porque sabemos que es algo que se suele utilizar en situaciones de emergencia, pero en ese momento no parecía haber ningún peligro inminente. Por eso nos parecía tan raro que de repente el presidente de Corea hablara de combatir a las fuerzas comunistas."
Yoon aseguraba que había tomado esta medida para salvar al país de las "fuerzas pronorcoreanas y antiestatales", sin embargo, al poco tiempo se hizo evidente que la ley marcial no fue en defensa de amenazas externas, sino a los problemas políticos internos que enfrentaba el mandatario.
Miles de ciudadanos cayeron en pánico al no entender lo que sucedía. En las redes sociales, muchos expresaron su temor, sugiriendo que su primer pensamiento fue una posible invasión por parte de Corea del Norte, sin embargo, al saber todo el contexto, no se quedaron de brazos cruzados y salieron a las calles para pelear por la democracia de su país. La decisión de Yoon desató una ola de protestas, con miles de personas congregándose frente al Parlamento. Al mismo tiempo, los legisladores de la oposición actuaron rápidamente, convocando una votación de emergencia para frenar la ley marcial.
Sobre esto, Lili menciona: "Para mi fue muy sorprendente que en cuanto se dio el anuncio de la ley marcial, muchísima gente fue al lugar a protestar, encarando a los soldados, preguntándoles si no les daba vergüenza lo que estaban haciendo".
La última vez que Corea del Sur experimentó la imposición de esta ley fue durante la dictadura de Chun Doo-hwan en los años 80, un periodo que culminó en la tragedia de la Masacre de Gwangju. Las cifras oficiales reportan más de 160 muertos, aunque los testimonios de los ciudadanos aseguran que el número real de víctimas oscilaba entre 1,000 y 2,000.
"Es impactante ver cómo los ciudadanos se unen para protestar y proteger la democracia del país", comenta la lagunera.
Esa misma noche, la Embajada de México emitió un comunicado por redes sociales, instando a la calma y solicitando a los ciudadanos a mantenerse informados a través de canales oficiales. También proporcionaron un número de emergencia en caso de situaciones de riesgo.
Para la mañana del 4 de diciembre, las cosas parecían estar más en calma, la ley marcial ya había sido revocada, pero había un problema que embargaba al país: Querían que Yoon Suk-Yeol renunciara a su puesto. "La gente fue a trabajar, a estudiar, a hacer su vida cotidiana, con la única excepción de que todos los días hay manifestaciones para exigir la destitución del presidente. Creo que los coreanos no se van a quedar tranquilos hasta que el presidente renuncie al puesto, o si es posible, que enfrente alguna sanción o incluso que vaya a prisión por atentar contra la democracia", fue lo que dijo Elizabeth.