Con profunda devoción, miles de fieles se congregaron en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe este miércoles para participar en la tradicional Misa de Gallo en honor a la Virgen del Tepeyac, celebrando así 493 años de sus apariciones a San Juan Diego.
La ceremonia, fue presidida por el obispo Luis Martín Barraza Beltrán, y se llevó a cabo en un ambiente lleno de fe, donde los asistentes elevaron oraciones, cánticos y danzas para agradecer los favores recibidos y reafirmar su devoción.
Los peregrinos se congreraron desde la mañana, algunos llegaron con imágenes, veladoras y flores para honrar a la “Morenita”.
El padre René Pérez Díaz, párroco del templo, destacó el impacto cultural y espiritual que esta tradición tiene en la región, señalando que es un reflejo de identidad y unidad para los laguneros. “Es una manera de sentir a Dios muy cercano a través del amor de una madre. Nos da identidad y nos une como hermanos”, expresó el sacerdote, quien además compartió que este año se contó con la participación de más de 90 mil personas en las peregrinaciones previas, alcanzando cifras similares a las de antes de la pandemia.
La misa inició puntualmente a las 23:00 horas, con una parroquia llena hasta su capacidad y una multitud reunida en la explanada exterior, donde se colocó una pantalla para que nadie se perdiera los momentos más significativos de la celebración. aproximadamente 3,000 personas dentro y fuera del templo, asistieron a este evento, que culminó con las tradicionales Mañanitas, entonadas en honor a la Virgen, acompañadas por la reconocida banda lagunera Toro Viejo.
El padre René también resaltó el saldo blanco durante los 24 días de peregrinaciones, las cuales iniciaron el 7 de noviembre con la participación de los ferrocarrileros y concluyeron con la peregrinación del Mercado de la Alianza. “Es un regalo de fe que nos conecta no solo como mexicanos, sino también como comunidad latinoamericana”, añadió.
La parroquia permaneció abierta durante toda la noche para recibir a los fieles que deseen rendir homenaje a la Virgen, rezar o simplemente estar en su presencia. Así, la Comarca Lagunera demuestra una vez más que el fervor guadalupano sigue siendo una piedra angular de su identidad cultural y religiosa.
(ED MOLINA)