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Los niños sí vienen con instructivo

El libro es una guía práctica para responder las mil preguntas que las madres se hacen cuando tienen a la bendición en casa.

Los niños sí vienen con instructivo

Los niños sí vienen con instructivo

MARCELA PÁMANES

Cada vez que me invitan a acompañar la presentación de un libro, una oleada de agradecimiento me inunda. Que alguien me confíe a su “hijo” es un honor muy grande al cual nunca puedo renunciar. 

Cada libro implica un reto diferente. Leerlo, hacer apuntes, ordenar las ideas, jerarquizarlas y disfrutarlo, redactar algunas líneas que me servirán de guía para compartir con los asistentes lo que deja su lectura. Por supuesto, lo que ofrezco es una impresión personal que parte de mi propia historia. 

Como se los he dejado saber, me encuentro en una etapa donde los recuerdos son materia prima de las emociones; las lecturas los avivan y no queda más remedio que tratar de entrar a ese nebuloso túnel del tiempo. Ya sea por el contenido o por la cercanía de los autores, me veo inmersa en una competencia feroz entre la lectura y el regreso al corazón que el pasado implica. Te comparto mi más reciente experiencia. 

A Alberto lo conozco hace muchos años. Su padre, el querido profesor Alberto Estrada, introdujo a muchas generaciones en las artes del idioma, desde las raíces grecolatinas hasta el estudio de los textos griegos. Era un verdadero galimatías tratar de entenderlos en medio de los pensamientos desordenados que nos acompañaban en la juventud. 

De esas extraordinarias clases vespertinas aprendí que la terminación “itis” siempre era inflamación, “logos” era el estudio de algo en particular, “cardio” procedía de corazón y así íbamos identificando el origen y significado de las palabras, muchas de ellas utilizadas en el argot médico. 

El profesor Estrada formó una hermosa familia que se adaptó a la perfección a estas tierras laguneras. Sus hijos se convirtieron en compañeros de aula. No era difícil inferir el círculo de enseñanza-aprendizaje que se generó en aquella casa habitada por jóvenes para quienes el derrotero profesional ofrecería tantas oportunidades. Comprender lo que se lee y escribir con propiedad son virtudes que se desarrollan desde temprana edad. 

Así que no me extraña la vena de escritor del doctor Alberto Estrada Retes. En 2013 publicó la novela El parto de los cerros y, aunque ahora reniegue un poco de su obra primigenia, seguramente ese ejercicio le significó entrenamiento para lo que luego vendría. 

Menos aún me extraña que Alberto haya decidido escribir Los niños sí vienen con instructivo, una guía práctica para responder las mil preguntas que las madres se hacen cuando tienen a la bendición en casa. El libro considera aclarar todos esos consejos que la tía, la vecina, la comadre, las amigas, los abuelos, suelen repetir cada vez que llega un bebé. La tía Gertrudis, personaje creado por el autor, puede tener la mejor de las intenciones, pero no siempre sus dichos están sustentados, o bien los criterios médicos han cambiado con el tiempo y, entonces, como no siempre son atinados, los únicos que padecen son los niños, representados por Margarita y Tomasito en el texto. 

Cuántas angustias, cuánto llanto, cuánta incertidumbre pudiéramos obviar gracias a la información puntual que hoy ofrece este libro. 

La gran capacidad como divulgador científico de Alberto es irrefutable. Directo, sencillo, claro, sin palabras inentendibles, con consideración, humanismo y amor por los niños, Alberto cumple a cabalidad el juramento hipocrático: “Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más”. 

Los tiempos que corren exigen que nos proveamos de un mínimo de cultura médica extraída del conocimiento puntual. Por eso se agradece el tiempo y el esfuerzo que significó hacer una selección de temas basada en su propia práctica profesional. 

Debería haber muchos instructivos de todo y para todo, ¡sería más fácil vivir!

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Escrito en: Marcela Pámanes Los niños sí vienen con instructivo Alberto Estrada Retes

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