Este amigo mío con el que tomo la copa -varias- los martes por la noche tiene extraños pensamientos que, pienso, no ha pensado bien. Me dice, por ejemplo:
-Dos cosas ha fabricado el hombre con todas las materias posibles: bebidas alcohólicas y dioses.
Explica que hay líquidos embriagantes hechos de maíz, de arroz, de caña de azúcar, de uva, de maguey, de hierbas, de piña, de manzana, hasta de madera, y dioses en cuya creación ha influido más el temor que el amor, labrados en piedra o pintados en tablas o telas.
Repite mi amigo algo muy repetido:
-No es que Dios haya hecho al hombre a su imagen y semejanza. Más bien el hombre hizo a los dioses a semejanza e imagen suya.
Yo no me escandalizo ya ante sus afirmaciones, que muchas veces hace sin más propósito que el de escandalizar. Lo oigo como quien oye llover. A mi edad casi todo lo oye uno como quien oye llover.