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Raúl Muñoz de León

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PRI: RIP SI NO HA MUERTO, ¿QUÉ HUELE TAN MAL EN EL AMBIENTE?

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

La compleja y crítica situación que hoy día está viviendo el Partido Revolucionario Institucional, no es producto del terrible fracaso electoral del pasado 2 de junio, en el que sólo alcanzó menos del 10% de la votación total. Su desesperado momento que lo tiene al borde de la extinción es el resultado de los múltiples errores que su dirigencia ha cometido a lo largo de los años en los que fue partido hegemónico.

En julio de 1928 se da el magnicidio de Álvaro Obregón (1920-1924), asesinado por su osadía de querer reelegirse. Al rendir su 5º Informe de gobierno en septiembre de ese año, Plutarco Elías Calles, Presidente de la República (1924-1928), expresó: “ha llegado el momento que México deje de ser país de un sólo hombre para convertirse en país de instituciones, el PNR fundado por Calles cambió de nombre con don Lázaro Cárdenas (1934-1940); con las siglas de PRM volvió a encabezar las causas populares, pero vino el desastroso sexenio de Miguel Alemán (1946-1952) que rebautizó el partido con el nombre que hoy tiene, presidiendo un gobierno al que el pueblo bautizó como “la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones”, y eso lo dice todo, pues desde el Presidente de la República hasta el funcionario de más bajo nivel se dedicaron a robar y a despojar a México de sus riquezas. 

Con Adolfo López Mateos, (1958-1964), joven y carismático Presidente, el PRI recupera algo de terreno perdido porque López Mateos realizó una obra social importante y trascendente, estuvo del lado de la gente, tanto que llegó a declarar que “mi gobierno es de extrema izquierda, pero dentro de la Constitución”. Llega al poder Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Presidente de mano dura, cerrado al diálogo, intratable, represivo, autoritario, responsable de la masacre estudiantil 1968, acontecimiento histórico de infeliz memoria, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

Sigue la “Docena Trágica”, llamada así a los dos sexenios de fracasos y de desprestigio para el PRI que fueron el de Luis Echeverría (1970-1976) y el de José López Portillo (1976-1982) sexenios de frivolidad y demagogia, el primero, simpatizaba con la izquierda en el exterior pero la reprimió en el interior del país. elaboró una “Carta de los derechos y deberes de los Estados” que difundió en todo el mundo porque aspiraba a ser secretario general de la ONU o por lo menos de la OEA. Nada logró. El segundo porque “defendió como un perro al peso mexicano” y le dijo al pueblo: “Hay que acostumbrarnos a vivir en la abundancia, porque somos ricos, tenemos mucho petróleo”. Ambos fracasaron y las pérdidas se las abonaron al PRI.

Antes de retirarse a la vida privada en España, en donde vivió casi 3 años haciendo vida marital con la estrella de la farándula y del burlesque. la actriz de origen marroquí, Sacha Montenegro, López Portillo dejó en un sobre cerrado el nombre de quien sería candidato del Partido Revolucionario Institucional, con las instrucciones para que se abriera en el momento oportuno, Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988). Fue el auténtico tapado. 

Este presidente pasa a la historia como un tipo débil, acomplejado, miedoso. Fue incapaz de actuar oportuna y eficazmente en la tarea de atender a las afectados por el temblor de septiembre de 1985 que asoló a la ciudad de México; fue la sociedad civil la que se organizó espontáneamente y en un acto de solidaridad social sacó adelante los trabajos de rescate de las víctimas. Dicen que de la Madrid se escondió y no salió hasta que el peligro había pasado. 

Designó como candidato para ser su sucesor a Carlos Salinas de Gortari, tipo siniestro, perverso, ladino y astuto; su gobierno estuvo cubierto de sangre con el asesinato de Francisco Ruiz Massieu y el artero magnicidio del candidato del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio. 

Para empezar la elección de Salinas de Gortari (19881994) ha sido calificada de fraudulenta porque se dice que Salinas al saberse perdido, su Secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, que hoy es Director General de la Comisión Federal de Electricidad simuló que el sistema se había caído y no podría dar resultados preliminares. 

Ya nominado Colosio como candidato y en plena campaña, Salinas lo confrontó con Manuel Camacho Solís, que era el otro aspirante y por lo mismo rival natural de Colosio; perversamente, Salinas lo designa Comisionado para la Paz en Chiapas.Y parece darle más apoyo a éste que a Colosio que viene desarrollando una fuerte campaña política que le va ganando poco a poco la gente.

 Muere Colosio, vilmente asesinado, sospechándose, desde entonces que fue un crimen de Estado que se fraguó en la residencia oficial de Los Pinos, entrando de emergente Ernesto Zedillo (1994-2000), por el que la gente votó, como si votara contra el miedo. El de Zedillo fue un gobierno gris, Salinas se arrepintió de haberlo aceptado porque creía que lo podría manipular, pero le salió respondón pues hasta a su hermano Raúl lo metió en la cárcel acusado de enriquecimiento ilícito. Fue un gobierno desastroso que le facilitó al triunfo a Vicente Fox, candidato del PAN, siendo Zedillo el primero en reconocer la victoria del panista, antes que las mismas autoridades electorales.

En 1997 fue la primera llamada de alerta; en las elecciones federales de tal año, el PRI perdió la mitad de los escaños de la Cámara de Diputados. Se dijo entonces que había que revisar la estrategia del partido, que había que cambiar, retomar el camino que tanto éxito le dio en el pasado. Palabrería vana: todo siguió igual, equivocadas decisiones cupulares alejadas de la base militante. 

Estos y muchos errores más que sería prolijo mencionar, son las causas de la derrota del otrora partido hegemónico, a las que podríamos agregar: rechazo de candidatos por no tener arraigo con la gente; candidatos sin militancia, sin tener previa experiencia electoral (Echeverría, López Portillo,De la Madrid, Salinas y Zedillo no tuvieron previo cargo de elección popular). En fin, por eso el PRI está como está hoy. Fueron los propios priístas los que dieron las armas para el triunfo de Morena y lo sustituya en el escenario político, pues desde 1997 viene sufriendo derrota tras derrota. 

Dos amigos dialogan. El PRI tiene vida para largo, dice uno; el otro le contesta: “si el PRI no ha muerto, que huele tan mal y flota en el ambiente?

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