Riken Yamamoto, diseños para hacer comunidad
Riken Yamamoto se convirtió en marzo de este año en el ganador 53 del Premio Pritzker de Arquitectura, el más prestigioso reconocimiento a nivel internacional en esta disciplina.
De acuerdo al texto donde se anuncia este logro, el arquitecto japonés recibió el galardón debido a que “establece un parentesco entre los ámbitos público y privado, inspirando sociedades armoniosas a pesar de la diversidad de identidades, economías, políticas, infraestructuras y sistemas de vivienda”.
Desde los inicios de su carrera, Yamamoto enfocó sus esfuerzos en diseñar espacios que fortalecieran la comunidad donde fuera que se ubicaran, desde residencias privadas y complejos habitacionales hasta universidades y edificios públicos.
INICIOS
Riken Yamamoto nació en Beijing, China, en 1945, pero su familia se mudó a Yokohama, Japón, poco después de que terminara la Segunda Guerra Mundial. Ahí creció en un hogar con estructura de machiya —casa de madera tradicional de Japón—, cuya parte frontal estaba destinada a la farmacia de su madre.
“El umbral de un lado era para la familia, y del otro lado era para la comunidad. Yo me sentaba en medio”, explica el arquitecto. Quizás esa fue la semilla que germinó en su actual filosofía: todo edificio tiene una función pública incluso cuando es privado.
Esa visión se afianzó cuando, al inicio de su trayectoria, antes de diseñar y construir proyectos, se dedicó a estudiar la relación de la gente con los espacios que habita, viajando con su mentor Hiroshi Hara durante meses. Una de las travesías fue en la costa mediterránea, donde conoció Francia, España, Marruecos, Algeria, Italia, Grecia y Turquía. Otra más fue en el continente americano, donde partió de la ciudad de Los Ángeles hasta Perú, pasando por México, Guatemala, Costa Rica y Colombia. Entre los demás países que llegó a visitar se encuentran India, Nepal e Irak.
En todas las culturas notó que existía la idea de umbral entre lo público y lo privado, y vio en ese ambiguo límite la oportunidad de construir lazos entre los individuos, tejiendo comunidades sólidas que además pudieran contemplar el paisaje en que estuvieran asentadas. De ahí que su arquitectura esté tan en sintonía con el contexto natural y cultural donde se ubica.
Su primer proyecto, Yamakawa Villa (1977), ya daba muestras de esta filosofía de trabajo. Está situada en medio del bosque y su diseño abierto la hace parecer una terraza cuya función es, precisamente, contemplar el paisaje natural. Sin embargo, no se trata de una estructura estática, sino que sus pasillos expuestos invitan, como un puente, a conectarse con el entorno, pues dan una sensación de flujo, de que el bosque no está interrumpido por la arquitectura, sino que continúa a través de ella.
TRANSPARENCIA
Un recurso que Yamamoto utilizaría más adelante para acentuar ese flujo natural de la arquitectura es la transparencia, incluso en construcciones urbanas. La función del cristal es que los usuarios de los edificios puedan estar en contacto con el exterior, y que los transeúntes no se sientan excluidos de las actividades que se llevan a cabo dentro. Borrar ese límite favorece un mayor vínculo entre las personas, en quienes emerge una sensación de pertenencia que se dificulta más cuando una ciudad está llena de muros.
Un ejemplo de ello es la Saitama Prefectural University (1999), especializada en enfermería y bienestar. El campus se compone de nueve edificios interconectados a través de terrazas, convirtiéndose en realidad en un solo volumen que permite la vista entre diferentes áreas e, incluso, de salón a salón, favoreciendo el aprendizaje interdisciplinario. El tiempo ha demostrado que esta estructura realmente invita a la convivencia entre los alumnos, incluso entre distintos grados, así como al trabajo en equipo con sus amplias áreas de estudio.
“El objetivo de la educación (en esta universidad) es desarrollar el talento que tomará roles de liderazgo dentro de las comunidades, donde la cooperación mutua y cercana será esencial. Para lograr esta meta, concebimos una arquitectura que pudiera atravesar el entramado convencional de facultades y departamentos, en lugar de completar o cerrar cada facultad/departamento. Por ese motivo propusimos un solo volumen”, explica el despacho de Yamamoto respecto a este proyecto.
Otro inmueble que da cuenta del efecto de comunidad que logra la transparencia es la Estación de Bomberos de Hiroshima Nishi.
“Propuse una idea muy radical. La idea era que la estación de bomberos debería ser el centro de la comunidad. No solo su trabajo debía ser el centro, sino su vida diaria, porque están viviendo en el lugar. Hay actividades las 24 horas”, comentó el arquitecto en una entrevista para Associated Press.
El resultado de esa propuesta fue un edificio cúbico prácticamente transparente en su totalidad, con áreas abiertas desde donde la población puede observar el entrenamiento de los bomberos y sus demás actividades, como las conferencias en el auditorio. El sitio favorece el encuentro entre la comunidad y el personal que ahí trabaja, lo que permite un mayor conocimiento y apreciación de su labor.
El Museo de Arte Yokosuka hace un uso de la transparencia un tanto diferente; la emplea para que los asistentes puedan tener una vista privilegiada del paisaje natural: el mar y las montañas de la bahía de Tokio. Muchas de las galerías son subterráneas para que el inmueble no sobresalga tanto del nivel del suelo y se mezcle de manera más armónica con el entorno. Además, las formas sinuosas de su terraza lo vuelven más orgánico, emulando las formas de la costa.
La sensibilidad del arquitecto hacia el contexto de los sitios donde construye se ve reflejada en su minimalismo, en sus diseños fluidos que evocan movimiento, en su preocupación por la experiencia humana y en sus decisiones apegadas a una visión sostenible.
Las edificaciones de Yamamoto desafían los límites tanto entre las personas como entre los humanos y la naturaleza, generando una interconectividad que destaca en una época donde prevalecen el individualismo y, en muchos, la soledad, un mal que es bastante común en el país nipón. De este modo, la arquitectura se vuelve un importante agente de cambio social.