Todos los espacios informativos del país, hablados o escritos, incluyeron en su información principal la muerte de Fernando Valenzuela Anguamea “El Toro de Etchohuaquila”; y no es para menos, porque Fernando encabezó un fenómeno impresionante, en el momento en que las ligas mayores más lo necesitaban, en aquella temporada 1981, acortada por la huelga de peloteros; Estados Unidos es un país en el que la unión de los jugadores sí pesa y como gremio defiende los intereses de todos sus agremiados. Las ligas mayores se vieron muy perjudicadas por aquel movimiento, pero ese mismo año surgió la Figura de ese muchacho nacido en Etchohuaquila, un poblado del municipio de Navojoa.
El calendario de la temporada regular enfrentaba a Los Ángeles Dodgers y los Astros de Houston, en el Astrodome, en aquel tiempo la octava maravilla del mundo. El zurdo Jerry Reuss estaba indispuesto y no pudo cumplir como abridor en el juego inaugural; Tom Lasorda volteó entonces a su abridor número dos, pero tampoco Burt Hooton estaba en condiciones, por lo que vino el llamado emergente para este zurdo que como relevista un año antes ya había probado las mieles de las grandes ligas, aunque en escasas y esporádicas apariciones; Valenzuela blanqueó a los Astros de Houston y así empezaba a escribirse una historia que ahí permanece con letras de oro.
Eran tiempos en que Televisa volteaba más hacia el beisbol, y todos los juegos en que lanzaba Fernando, podían verse en el país entero a través de la televisión abierta; Jorge “Sony” Alarcón y Pedro “Mago” Septién eran los titulares de la crónica, con un estilo propio e inconfundible; a través de la radio los juegos del equipo angelino se podían escuchar por la radio, en voz de Jaime Jarrín, otro personaje legendario que apenas en 2023 dijo adiós a la crónica en Español de Los Ángeles Dodgers. A la hora que fuera el juego de Valenzuela, el país se paralizaba, la “Fernandomanía” alcanzó niveles nunca antes vistos en cuanto a rating, muy superior al del deporte de las patadas.
En aquel 1991 Fernando Valenzuela lo ganó todo, el Trofeo Cy Young, la nominación como Novato del Año en la Liga Nacional, y el Bat de Plata, presea que se entrega al mejor bateador entre los lanzadores, ya que en aquel tiempo el Viejo Circuito aún no adoptaba la regla del Bateador Designado; aquella serie final de la Liga Nacional frente a los Expos de Montreal, la ganaron los Dodgers, encabezados por Fernando Valenzuela y gracias al inolvidable cuadrangular de Rick Monday, un bateador zurdo que no era titular, pero generalmente respondía como emergente. Valenzuela también fue autor de un juego sin hit ni carrera en casa de los Cardenales de San Luis.
Cuando el Estadio de la Revolución fue objeto de una remodelación ante el inminente regreso de la Liga Mexicana de Beisbol a Torreón, el equipo Halcones de Unión Laguna, perteneciente a la Asociación Nacional de Beisbolistas (Anabe), anunció a Fernando Valenzuela para la reinauguración del parque de pelota de la avenida Juárez. Herculano Valdez y Francisco Hernández encabezaban ese proyecto y llegó la hora, con el escenario lleno, Fernando Valenzuela apareció en el escenario, pero como guardián de la primera base; el enojo de los aficionados fue tanto que muchos abandonaron el escenario y exigieron la devolución de su dinero.
En 1992 Fernando Valenzuela jugó para los Charros de Jalisco en la Liga Mexicana de Beisbol, Ramón “Diablo” Montoya era el manager de los tapatíos y con ellos Valenzuela se presentó en el Estadio de la Revolución, Fernando resultó el pitcher de la victoria y al abandonar el juego en la séptima entrada, se llevó una ovación seguramente más emotiva que las recibidas en los parques de ligas mayores. Junto a Hugo Sánchez y Julio César Chávez, Fernando Valenzuela fue el deportista mexicano más destacado en la década de los ochenta. Valenzuela cumpliría 62 años el próximo 1 de noviembre y aunque ya no está entre nosotros, la leyenda que forjó quedará para siempre.