Render de la gigafábrica de Tesla en Nuevo León. Imagen: Tesla
El mundo está cambiando y el tiempo de las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google), que cotizan en la bolsa de valores Nasdaq —la más activa de Estados Unidos—, acabó para dar paso a las “Siete Magníficas”: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, Nvidia y Tesla. Las acciones bursátiles de estas empresas tecnológicas han destacado por sus rendimientos sobresalientes; pero no sólo son importantes por eso, sino por su alto potencial de crecimiento y su gran influencia en la vida cotidiana. Mientras algunas marcas y sistemas caen en desuso, estas firmas se posicionan cada vez en un mejor puesto, tanto así que a pesar del alto costo de los autos Tesla, es hoy la compañía que más ganancias obtiene en esta industria.
Los nuevos procesos tecnológicos y las formas de trabajo nos llevan a debates interminables relacionados con el desplazamiento de empleos debido a la automatización, planteamiento que se produce en una fase del capitalismo donde “las máquinas producen máquinas”. Tesla, en particular, es líder en este sistema. Así, las Siete Magníficas toman el control del quehacer económico en el mundo.
La capitalización bursátil de este grupo de empresas creció, solamente en 2023, por encima del 60 por ciento, lo que representa un aumento de más de cuatro billones de dólares. Estos datos son importantes si consideramos que cualquiera de estas compañías tiene más poder y valor económico que muchos estados-nación, pero sobre todo mayor capacidad de negociación.
EL ANUNCIO DE UNA PLANTA TESLA EN MÉXICO
Tesla anunció, en marzo del 2023, su intención de instalar una gigafábrica —planta de producción de baterías de litio para motores— en México, en el estado norteño de Nuevo León, con una inversión de más de cinco mil millones de dólares y la creación de hasta seis mil puestos de trabajo para la entidad.
Para darnos una idea de lo que esto representa, recordemos que según cifras del Gobierno de México, la Inversión Extranjera Directa (IED) del país fue de 36 mil millones de dólares en 2023; es decir, solamente la llegada de Tesla podría representar el 14 por ciento del total de IED anual. De acuerdo a la Secretaría de Economía, el 14.8 por ciento de la IED que se recibe es por la fabricación de equipo de transporte, y en 18 años han ingresado 82 mil 562 millones de dólares a través de este sector, por lo que hablar de que una sola empresa invierta cinco mil millones de dólares pone de manifiesto su importancia.
Es entendible, entonces, la lucha mediática que se presentó entre el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y el presidente Andrés Manuel López Obrador por ver quién de ellos capitalizaba (políticamente) mejor esta noticia, así como el ofrecimiento bienintencionado de entidades como Coahuila, Michoacán, Oaxaca, Hidalgo y Veracruz por recibir la inversión.
Tesla fue fundada en 2003 en Palo Alto, California —hoy con centro de operaciones en Texas—, por Elon Musk. La empresa se dedica a la producción de vehículos eléctricos y el desarrollo de tecnologías; cuenta con fábricas en Estados Unidos, Alemania y China; tiene una capitalización de mercado —concepto que mide los fondos propios totales de una compañía según el último precio negociado en acciones— que supera los 728 mil millones de dólares, y ha reportado un crecimiento significativo y cifras financieras sin precedente, consolidando su posición como una de las marcas más valiosas del mundo.
Ramiro Montero, presidente del Clúster Automotriz de Nuevo León, asegura que la llegada de Tesla al estado equivale a un incremento del 15 por ciento en exportaciones nacionales, superando los tres millones de vehículos y generando para México un cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, además de crear más de un millón de empleos. Cabe mencionar que nuestro país tiene la tercera posición mundial en exportaciones de autos, con alrededor de 57 mil millones de dólares, sólo por debajo de Alemania y Estados Unidos.
CARRERA POR LA ELECTROMOVILIDAD
Actualmente, más del 95 por ciento de los vehículos producidos siguen siendo de combustión interna, sin embargo, en una década la venta de autos eléctricos pasó de apenas un par de miles a más de diez millones de piezas vendidas, con una proyección cercana a los 70 millones para los próximos dos años.
Según datos del portal Technopedia, en 2023 Tesla fue superada en la producción de vehículos eléctricos por la empresa china BYD, que fabricó 288 mil 633 unidades a noviembre de ese año, en comparación con las 174 mil 574 unidades de la compañía de Elon Musk. Les siguen SGMW, BMW, Volkswagen, Li Auto, Geely, Changan, GAC Aion y Mercedes; es decir, la firma norteamericana enfrenta una competencia directa con chinos, alemanes, coreanos y japoneses.
Para sobrellevar esta dura competencia por el liderazgo de la electromovilidad, Tesla debe mejorar su competitividad, por lo que la opción de fabricar en México es importante no sólo por lo que implica en términos de costos de producción, sino por la cercanía con su principal mercado de consumo. Desgraciadamente, el martes 23 de julio de 2024, el segundo hombre más rico del planeta anunció que la construcción de su planta de ensamblaje en Santa Catarina no iniciaría aún, debido a que desea esperar los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, que se llevarán a cabo el 5 de noviembre, para decidir si el proyecto continúa o no.
PROYECTO TESLA EN SUSPENSO
Entre las cualidades del también dueño de la red social X (antes Twitter) está su nada discreto activismo político y perfil conservador, siendo uno de los principales impulsores (si no es que el más destacado) de la campaña de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. De hecho, a inicios de septiembre, el propio candidato propuso a Elon Musk para liderar una reforma a la administración pública estadounidense si llega a ganar las elecciones. Este tema no es menor, ya que parte importante de la plataforma electoral de Trump se basa en la repatriación de capital norteamericano y en su intención de imponer aranceles a los autos producidos en nuestro país.
“No tiene sentido invertir en México si eso va a pasar”, fueron las palabras del magnate tecnológico, dejando claro que el destino de la próxima planta de Tesla probablemente no será México de ganar el partido republicano.
Un año después de anunciar la llegada de Tesla, las autoridades de Nuevo León informaron de la atracción de otras cien empresas proveedoras e incrementos del 14.6 por ciento en la producción de autopartes, así como aumentos de hasta 50 por ciento en los precios de las naves industriales. No se puede perder de vista que entre las ventajas de la región se encuentra su cercanía con Estados Unidos, su experiencia en el sector automotriz y la reconfiguración de un clúster robustecido por la cercanía con Ramos Arizpe, Coahuila, que suma en logística, proveedurías, tecnología y mano de obra calificada.
Desafortunadamente, la suspensión del proyecto Tesla no está aislada de la dinámica económica mexicana, que, desde inicios del año 2022, presenta obstáculos importantes debido a la escasez de parques industriales, energía eléctrica, agua y mano de obra calificada.
Hoy, México enfrenta grandes desafíos en términos de retención de inversiones. Si bien es cierto que el país es privilegiado en términos geográficos y diplomáticos —ya que su relación es positiva con todos los grupos de poder en el mundo—, la tecnificación de su mano de obra, el desarrollo de infraestructura y, desde luego, la madurez política entre los diferentes niveles de gobierno, son hoy una urgencia; de lo contrario, las inversiones extranjeras, al igual que la de Tesla en Nuevo León, seguirán en “veremos”.