¿Cómo amamos a los nuestros?
Existe una línea delicada entre el amor auténtico, legítimo y libre que sentimos por nuestros seres queridos y el riesgo de rozar con el apego, la necesidad y, en última instancia, el miedo. Se dice que lo opuesto al amor no es el odio, sino el miedo. El miedo se instala cuando tememos revivir antiguos dolores del corazón o enfrentar esas carencias de la infancia, esas experiencias dolorosas que nos marcaron. Las relaciones y los vínculos afectivos son, sin duda, nuestro gran desafío en la vida: el miedo a perder, el miedo a rompernos, el miedo a que no sea para siempre, el miedo a soltar pero también es un llamado a superar esos temores y amar con valentía y sinceridad.
Uno ama porque elige hacerlo, no porque espere (o al menos no debería esperar) que los demás le devuelvan ese amor. Cuando uno descubre que está destinado a ser amor, entonces el miedo desaparece. Ahí es donde el amor adquiere un poder transformador, porque no hay nadie que pueda resistirse a esa forma de amor. Es crucial darse cuenta de que tu capacidad para amar a alguien no proviene de esa persona; siempre ha estado dentro de ti. Siempre has sido amor, alguien capaz de amar profundamente. El hecho de que las personas se vayan no significa que ese amor desaparezca. Nadie te dio la capacidad de amar; simplemente te ofrecieron un espacio donde expresarlo. No le des a nadie el crédito por tu capacidad de amar tanto. Eres tú y siempre lo serás.
Amar sin apegos es la forma más saludable de experimentar el amor. Es liberarse del peso de las expectativas y las demandas condicionadas que a menudo acompañan al amor. Es amar sin posesión ni control, permitiendo que el otro sea quien es, sin intentar cambiarlo ni adaptarlo a nuestras expectativas. Un amor que fluye naturalmente, donde cada persona tiene la libertad de crecer, explorar y seguir su propio camino, entendiendo que el amor no se limita ni se condiciona.
Nunca forces a alguien a elegirte. Si sienten que pueden encontrar algo mejor, déjalos ir. La vida es demasiado corta para retener a alguien que no está seguro de quedarse. Creo en la libertad y la autenticidad de los sentimientos. Si alguien decide quedarse, encontrará razones para hacerlo porque lo elige libremente. El corazón siempre nos guía hacia donde realmente pertenecemos, no porque nos lo pidan. No hay decisión mejor que ser una elección y no una obligación. Es gratificante saber que hay alguien a nuestro lado que no imagina la vida sin nosotros, pero debe haber siempre una puerta abierta para ambos. Dejemos que la libertad guíe nuestros caminos, respetando siempre la decisión de partir de quienes así lo sientan. El amor cuanto más libre, más sincero. Y mientras eso sucede, sigue adelante con tu hermosa vida, persiguiendo la alegría a tu manera. Tu felicidad nunca dependió de nadie, sino de tu capacidad para brillar y seguir mejorando cada día.
Días atrás mientras estaba inmersa escribiendo este artículo, un buen amigo me recordó la manera en que Fritz Perls reflejaba la esencia de las relaciones en todos los sentidos:
Yo soy yo. Tú eres tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas.
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres tú. Yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos, será maravilloso.
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo cuando intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti cuando intento que seas como yo quiero.
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.
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