Bartolomeo Cristofori trabajaba al servicio de Fernando de Médici como tañedor y constructor de instrumentos. Tuvo una idea basada en unir las ventajas del clavicordio: su expresividad y control del sonido con la potencia sonora del clavecín. Cuando presentó el instrumento en los primeros años del 1700 toda Florencia lo conoció como "gravicembalo col piano e forte". Había nacido el piano.
La palabra Piano es una abreviatura de pianoforte, por la capacidad del instrumento para producir notas a distinto volumen, según la intensidad con la que se presionen las teclas. Fue una versión del clavicordio, pues la vibración de las cuerdas producida por una pieza de madera cubierta de cuero emitía un sonido menos metálico, más dulce y sostenido.
Antes de morir Cristofori pudo construir 20 pianos, de los cuales aún se conservan tres. Esos pioneros fundacionales están vivos y no se cansaron de vibrar.
Cada persona es una conjunción de habilidades y talentos. Algunas son compensadas por otras en un maravilloso equilibrio. Como las teclas del piano, necesitan ser pulsadas para expresarse con intensidad. Ningún piano puede sobrevivir en silencio, lo hace cuando puede vibrar con la música que emite, una y otra vez.
De la misma manera que esos esos tres pianos que aún están vigentes, los seres humanos seguirán vivos mientras resuenen en alguna parte sus palabras o sus obras.
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