Manfred Von Richthofen, fue probablemente el más célebre aviador alemán de la historia. Lo llamaban El Barón Rojo. Tenía un récord que acrecentaba su leyenda, el haber abatido 80 aviones enemigos.
Ese día, 21 de abril de 1918, antes de despegar lanzó unas palabras proféticas al equipo que lo despidió en tierra: ¿Creen que volveré?
Probablemente espantaron esa pregunta incómoda como a un insecto molesto. Quizá las palabras se quedaron aleteando en las gargantas como una hipótesis sombría.
Antes de estrellarse contra el suelo, con el motor a toda potencia, mientras perseguía a otro avión en el norte de Francia, una bala en el pecho lo había matado. La profecía se cumplió impiadosamente.
Esa extraordinaria intensidad con la que vivió, hasta el último segundo, debería signar la vida de todos los hombres.
Nada es seguro, no sabemos si hoy por la tarde volveremos a vernos o si este será el último vuelo. Mientras, podemos reflexionar un poco acerca de cómo escribiremos esa página en blanco que es este instante.
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