Balón gástrico: ¿vale la pena? Pros, contras y riesgos

En medio del alarmante aumento de la obesidad en México y la Laguna, muchos están en la búsqueda de opciones reales para mejorar su salud sin llegar a una cirugía. En este escenario, el balón gástrico ha empezado a sonar fuerte. Por eso, En el artículo, traemos este reportaje: para que tengas un panorama claro y bien sustentado sobre lo bueno, lo malo y lo riesgoso.

México atraviesa una epidemia persistente

De acuerdo con la encuesta ENSANUT 2020–2023, la prevalencia de obesidad en adultos mexicanos es del 37.1 %, con un 41 % en mujeres y 33 % en hombres.

Eso significa que más de tres de cada cuatro adultos tienen sobrepeso u obesidad, lo que representa un desafío grave para la salud pública. Estudios también han subrayado que este exceso de peso está asociado a mayores probabilidades de diabetes tipo 2, hipertensión y dislipidemia.

Y en Estados Unidos no están mucho mejor: los CDC informaron que en 2023, el 35 % de los estados tiene al menos 35 % de adultos con obesidad

Con este panorama, es comprensible que métodos menos invasivos y efectivos, como el balón gástrico, ganen popularidad.

Ventajas: menos invasivo, recuperación rápida

El balón gástrico se coloca mediante endoscopia con sedación leve; no hay hospitalización ni cortes, y usualmente puedes irte a casa el mismo día. La recuperación es rápida y sin cicatrices.

Su mecanismo funciona ocupando espacio en el estómago para generar saciedad más rápido. Según estudios de 2024, en los primeros seis meses se logra una pérdida promedio del 10 % al 15 % del peso, equivalente aproximadamente a 13 kg

Esto no solo impacta la báscula, también ayuda a mejorar niveles de glucosa, colesterol y presión — un plus crucial para prevenir enfermedades crónicas.

Además, aunque no es barato, sí resulta más accesible que someterse a una cirugía bariátrica, que puede costar arriba de 150,000 pesos. En México, el precio del balón oscila entre 40,000 y 100,000 pesos, según la clínica.

Desventajas: temporales y requieren dedicación

El efecto del balón es temporal. Según el tipo, permanece entre seis y doce meses, por lo que termina siendo retirado. Cuando eso sucede, si no hay un cambio real en hábitos, existe un alto riesgo de recuperar el peso perdido.

Hay que tener claro que el balón no hace el trabajo por sí solo. Sin disciplina en alimentación, ejercicio y con exámenes médicos periódicos, sus beneficios se diluyen muy pronto. Es una herramienta que exige compromiso.

Y ojo: entre el 30 % y 40 % de los pacientes termina por retirarlo antes de tiempo, debido a molestias intensas o falta de soporte emocional. Así que no es solo un asunto físico, sino también mental.

Riesgos: no son comunes, pero sí reales

Los efectos secundarios más frecuentes aparecen en los primeros días: náuseas, vómito, reflujo y dolor abdominal suelen presentarse, aunque suelen controlarse con medicamentos y hasta que el cuerpo se acostumbra, como en 1 semana.

En cuanto a riesgos más serios, aunque raros, existen casos de desinflado del balón, en ese caso se extrae el balón gástrico de la misma forma que se ha introducido. La tasa de complicaciones graves es muy baja.

Comparativa: balón gástrico y otras modalidades

El riesgo del balón gástrico es menos invasivo y con un tiempo de recuperación más corto, frente a la manga y el bypass gástrico. Pero su impacto es más limitado y no permanente. Mientras que estos procedimientos quirúrgicos pueden lograr pérdidas del 25 % al 35 % del peso corporal, también implican mayor riesgo, hospitalización y costos superiores a 150,000 pesos.

Dentro de la misma gama de balones, hay opciones innovadoras. Por ejemplo, balones gástricos ajustables al estómago, que se adaptan a tu mejoría de pérdida de peso.

Tratamiento	Invasión	Pérdida de peso promedio	Riesgo	Duración
Balón gástrico	Baja	10–15 % en 6 meses	Bajo–Medio	6–12 meses
Manga gástrica	Alta	25–30 %	Moderado	Permanente
Bypass gástrico	Muy alta	30–35 %	Alto	Permanente

Costo-beneficio: ¿sí vale la pena?

Depende. Si no puedes o no deseas optar por cirugía, y si estás listo para transformar hábitos, el balón puede ser un gran empujón. Su mayor valor está en iniciar el cambio y generar impulso. Pero detrás de ello hay una inversión de tiempo, recursos y compromiso personal, incluso más que económico.

Expectativas reales: honestidad total

Si esperas que el balón haga todo el trabajo mientras sigues como antes, habrá decepción. Pero si lo ves como un impulso inicial para retomar el control y cambiar en serio, puede ser un gran aliado.

Es una herramienta valiosa, siempre que el usuario esté dispuesto a tomar el timón de su propia transformación.