
¿Filosofía y amor? Estos pensadores le han dedicado libros
El mes de San Valentín, ése dedicado al amor de los amigos y de la pareja, pasó esta semana. Pero siempre es y será un buen momento para ahondar un poco más en una emoción tan importante para todo ser humano. Los siguientes son unos libros escritos por pensadores cuya influencia ha podido resistir el paso del tiempo.
El banquete de Platón
Uno de los diálogos más famosos del filósofo ateniense es éste, dedicado al amor. Con su estilo característico, en el que pone las ideas en boca de personajes como Sócrates o, en este caso especial, la pensadora Diótima, Pláton explora algunos temas esenciales relacionados al amor.
Como todos los textos del pensador, éste tiene un marco específico, una pequeña historia. Aquí varios representantes de la cultura griega se reúnen en una cena para hablar sobre el amor, que abordan desde diferentes aspectos, como el artístico, el filial o el científico.
El arte de amar de Erich Fromm
Fromm es de los pensadores más reconocidos de la primera generación de la Escuela de Frankfurt, y El arte de amar es, sin lugar a dudas, su libro más famoso. En este volumen, dividido en cuatro grandes apartados, y en ellos el autor analiza las diferentes maneras en que se manifiesta el amor, al que considera la respuesta a los problemas de la existencia humana.
Entre las formas que son comentadas por Fromm se encuentran el de pareja, el fraternal, hacia Dios o, que hace falta siempre recalcar, el amor que cada uno debe tener a uno mismo.
Amor líquido de Zygmunt Bauman
El sociólogo polaco, ganador del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010, enfocó la mayor parte de su pensamiento en el concepto de modernidad líquida, en donde todo cambia y nada se puede predecir.
El amor no se deja de lado en el pensamiento de Bauman, para quien las relaciones interpersonales se han visto modificadas con la llegada de la modernidad, el consumismo y las nuevas tecnologías. Las relaciones se ven, entonces, en un proceso de constante y urgente renovación, como si las personas fueran objetos que se pudieran cambiar por otros más flamantes, sin que se genere ningún compromiso de por medio.