Claude Debussy…
Vive entre 1862 y 1918. A pesar de ser considerado todo un revolucionario por sus ideas musicales en el Conservatorio de París, logra ganar el prestigioso "Prix de Rome". Definitivamente los 3 años que pasó en Roma no fueron tan agradables, pues se respiraba ahí un aire ortodoxo del que trataba de salir. Añoraba la vida inquieta, de investigación y del gusto por avistar nuevos horizontes.
Musicalmente estaba sólo. El romanticismo buscaba proyectar sentimientos evocados por la naturaleza en una fórmula ya desgastada. Quizá Wagner planteaba ya alguna posibilidad.
Curiosamente no fueron músicos los que los que hablaban su lenguaje, sino los poetas como Mallarmé o Baudelaire que rompían con todas las estructuras creadas hasta ese momento.
La materia prima para componer no fueron las notas sino los colores. Es como un pintor impresionista que toma una paleta de colores para plasmar una imagen instantánea de la realidad como es más allá de las reglas de la armonía, por eso se dice que liberó a la música de las ataduras creadas por el hombre.
Si escuchamos su Claro de Luna nos encontramos con momentos únicos que están ligados en un flujo libre de tensiones.
Producto de la influencia de la filosofía oriental era un partidario de la potenciar la vivencia del presente. Por este perenne estado de flujo, se tiene la impresión de que Debussy no proyecta la belleza como algo estable, sino más bien como un ser dinámico y elusivo, por ello no Debussy jamás establece conceptos absolutos, sino posibilidades para que el escucha sea un cómplice en el acto creativo. Si pensamos, la naturaleza es un ir y venir de estados de ánimo sin lógica aparente: el mar está tranquilo, y por alguna razón empieza a enfurecerse para regresar a la calma bajo el dominio de la luna, y todo ello sin tensión alguna, y menos sin la intervención, calificación o juicio humano.
Su proceso de liberación no se detiene en la música, sino que va a los instrumentos también. Deja de servirse del instrumento y ahora humildemente Debussy escribe pensando en la sonoridad de cada instrumento con sus propiedades, fortalezas y debilidades. La música de Debussy es un ir y venir incesante sin rumbo fijo…, como la vida.
Por ello nunca fuerza líneas discursivas preestablecidas por las reglas ortodoxas de la armonía, convirtiéndose así en un mero espectador, en un mero testigo, en un testigo silencioso. Quizá por ello se diga que es el primero que compone con sonidos, más que con notas. Hay ritmo, pero es un ritmo libre y "natural", pues en la naturaleza nada hay rígido, ni lineal, todo es curvo y dinámico.
Panta Rei, "todo fluye", decía Heráclito, tal es la naturaleza de la naturaleza. A Debussy sólo le interesó captar el instante, no el problema o la interpretación psicológica. Nos hace saber que la belleza es un siendo, no un ser. Algo que se busca, no algo que se encuentra en un punto fijo, por ello, cuando tiene se pierde, y cuando se busca se encuentra.Durará un momento…, ese momento llamado infinito.