
¿Qué relación hay entre Bruce Willis y Aristóteles?
Bruce Willis es uno de los actores que más identificados se encuentran con el cine hollywoodense de las décadas de los 80 y los 90. Su dilatada carrera tiene diversos registros, desde clásicos de acción como la saga Duro de matar (1988, 1990, 1995, 2007 y 2013), filmes de ciencia ficción como 12 monos (1995), Armageddon (1998) o El protegido (2000) a reconocidas por la crítica como Pulp Fiction (1994) o El sexto sentido (1999).
Pero de todas sus películas, hay una que cuenta con un nutrido grupo de fanáticos, y que tiene una relación con la obra de Aristóteles, uno de los pensadores más destacados de la Grecia clásica y de toda la cultura occidental.
Se trata de El quinto elemento (1997), cinta de aventuras y ciencia ficción dirigida por el francés Luc Besson, con la que Willis compartió créditos con la actriz Milla Jovovich, relacionada hoy a las películas de la serie Resident Evil, y el ganador del Oscar Gary Oldman.
¿Cómo se relaciona la carrera de Bruce Willis con Aristóteles?
El quinto elemento cuenta la historia de una amenaza que llega a la Tierra cada 5 mil años. Para detenerla, existe un arma que requiere ser activada con cuatro llaves, cada una representando los elementos de la naturaleza, y uno más, que representa la vida.
Cuando la amenaza está cerca, logran reconstruir al quinto elemento como una mujer llamada Leeloo (interpretada por Milla Jovovich). Sin embargo, al no comprender la situación, escapa por una ventana y cae en el taxi de Korven Dallas (Bruce Willis), que es un soldado retirado y quien se ve envuelto en una trama en la que debe salvar al planeta.
La idea de los cuatro elementos no es nueva ni original en las producciones televisivas, literarias o cinematográficas. Por mencionar un ejemplo, la serie Avatar, de Nickelodeon, también usa el mismo recurso. Esto se debe a que la idea de que estos elementos componen al planeta es antigua, y fue divulgada por pensadores de la Grecia antigua. A estos pensadores se les conoce como presocráticos, en parte porque algunos son anteriores a la irrupción de Sócrates en la filosofía, y en otra porque sus inquietudes no estaban centradas en el individuo, sino en la naturaleza. De ahí que hayan sido conocidos también como filósofos naturales o físicos, pues physis significa naturaleza en griego.
Lo que hace un grupo a los presocráticos es su interés por el origen de todo el universo, por la sustancia que da origen a toda la materia. El primero de ellos, Tales, pensó que era el agua; Anaxímenes el aire; Xenófanes la tierra y Heráclito el fuego. Si bien hubo otras corrientes, como las del ápeiron (que es el equivalente a la energía) o a especular por partículas mínimas como los átomos, Empédocles apostó porque la materia venía de la combinación de esos cuatro elementos: tierra, fuego, agua y aire.
José Luis de los Ríos hace un recorrido sobre las primeras reflexionas de la composición de la materia en su libro Químicos y química (Fondo de Cultura Económica, 2011). Ahí relata que la idea de Empédocles fue adoptada por Aristóteles, que a la postre se convertiría en el filósofo más influyente durante toda la Edad Media, tanto con sus aciertos como con sus errores. Para el pensador estos cuatro elementos eran resultado, a su vez, de cuatro condiciones: lo seco, lo frío, lo caliente y lo húmedo. Sin embargo, propuso que había además una quinta propiedad, que formaba los cielos y los cuerpos celestes. El primer nombre que se le dio fue el de éter (que en la mitología es el aire de los dioses), para después ser conocido, tanto por pensadores como alquimistas, como quintaesencia o el quinto elemento, que no se regía por ninguna de las condiciones de los otros cuatro.

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